martes, 2 de junio de 2009

COMO SE VÉ, SEGUIMOS ENTRENANDO

Nueva convocatoria de ese club gastronómico venido a llamarse "Corredors de Sant Lluís". La gente de mi club, bajo la vieja fórmula de corremos una horita y luego a desayunar nos encontramos en el parking de la playa del Arenal d'en Castell a las 8 de la mañana del domingo. Carlota estuvo de acuerdo en dejarme desaparecer de casa a esas horas: se tragó el biberón matutino en un santiamén y siguió durmiendo sin rechistar (ni despertar a su madre, condición básica para fugarme con tan loables fines deportivo-alimenticios).

A la hora pactada empezó el goteo de corredores y prácticamente en 5 minutos ya podíamos empezar el rodaje. Pactamos un circuito que, en esta ocasión no era de ida y vuelta, lo que condicionaba los ritmos de los más lentos, pero que por su gran belleza paisajística merecía la pena protagonizar la sesión del día.

El calentamiento fue en autobús. En su día pedí que así fuera, encontrando más edificante empezar todos juntos al menos el primer kilómetro. A pesar de que, con diferencia, soy el más lento, nadie puso nunca objeción alguna, y comenzamos a trotar en pelotón, cuesta arriba por la urbanización en busca de la entrada del camino. Debo añadir que mis compañeros eran los que calentaban. Yo hacía poco menos que series en cuestas, a ritmos más que alegres y disimulando mis vergüenzas con una sonrisa para no desentonar. Poco antes de los 10 minutos de sesión abandono la idea de seguir el ritmo del grupo, que se va fragmentando poco a poco en función del nivel de cada uno. Ahí aparece el siguiente problema: no conozco el camino por lo que me parece totalmente descartado dar la vuelta entera. Convengo que será más sensato rodar media hora pallá, dar la vuelta, y otra media hora pacá. Así no molesto a nadie y voy más cómodo.

En esas topo con Miquel, el anfitrión del posterior desayuno, que está resuelto a acompañarme para que no me pierda. Se ha dejado caer del grupo principal y me sale al paso. Dice sentirse en la necesidad de rodar tranquilito por no estar aún al 100% (bendito mentiroso) y así me muestra el camino. Con él y, después, con Richy, haré todo el circuito, poco más de 10 kilómetros de bosque y caminos de gran belleza y duro perfil.

En poco más de una hora estamos de vuelta, los últimos en terminar, como era de esperar, pero habiendo disfrutado mucho del entrenamiento. Al estar ya todos reunidos se impone un bañito en el mar. El agua aún fresca le va a hacer mucho bien a esas piernas. Antes estiro porque tengo alguna molestia en la parte trasera del muslo izquierdo (y porque estirar después de correr es lo suyo, claro). El baño deja el dolorcillo en un tibio recuerdo de lo que podría haber sido y no fue.

Tras ese chapuzón en un Mediterráneo limpio y fresquito tomamos las de Villadiego (o mejor Villamiquel) en pos de juntar algunas viandas para matar el hambre generada por una mañana de tanto trasiego. Hay de todo, me ahorro descripciones detalladas por si el lector está sin comer todavía. Devoramos al grito de "me lo merezco" y conseguimos contrarrestar las 1000 calorías perdidas con 3000 de ingeridas. Y ahí nos las den todas, o que nos quiten lo bailao. El refranero es sabio.

Chicos ¿cuándo es la próxima?

Salud y buenos rodajes a todos.