No fue una carrera más. Fue una de las mejores, por muchas razones. El viaje con la familia, la jornada menorquina del sábado y los más de 42 kilómetros con Eduardo y Ricard del domingo. Todo salió perfecto.
La recogida de dorsales la viví dos veces, primero con los madrugadores Eduardo y Ricard, y luego con la tropa menorquina, con la que a su vez me reuní a manteles para asegurarnos de que los depósitos de glucógeno muscular y hepático estaban repletos esperando al gran día. Hasta Tere se metió entre pecho y espalda unos huevos fritos con patatas y jamón después de su preceptivo plato de pasta. La marató bien lo valía.
Por no cansar vamos directos al domingo. Mañana gris y a ratos lluviosa. Trámites en la salida, junto al ejército de fondistas que nos trajimos de la isla y convocatoria postrera del trío la-la-la. Vaya tres: Eduardo, Ricard y el tarado que esto escribe.
A Eduardo lo conozco desde 2008. Compartí con él 100 metros en el maratón de la capital. Nos seguíamos por la red y vino a animar. No sé cómo pero dio con nosotros (ese día éramos otro trío, los Rolling Slow) y eso me sorprendió muchísimo. Luego hemos mantenido un contacto electrónico pero sostenido en el tiempo, basado imagino en lo mucho que tenemos en común y buenas dosis de simpatía mútua. Hace un tiempo recibo un correo. Viene "de comparsa" a acompañar a su amigo Ricard, re-debutante en la distancia, que a ver si nos vemos (vaya si nos vimos...). Me hizo una ilusión bárbara su compañía.
Ricard es un barcelonés como yo, padre amantísimo (lo pude comprobar) y corredor aficionado de los que coquetean con las diferentes distancias del fondo patrio. Contaba una mala experiencia el año pasado en esta misma carrera y pretendía el domingo arrancarse de cuajo ese abandono forzoso. Se trataba de acabar (¡mi especialidad!).
"Bueno, Ricard, ¿qué idea llevas?" "Pues había pensado en salir a 6' pelados, que voy cómodo..." "Ok, tíos, pues nos vemos en la salida y si tenéis tiempo me esperáis en la meta, pero abrigaos que tardo". "Bien, tú ¿cómo lo ves, Eduardo?" "Ricard, Pepe es la rueda a seguir" "Ricard, tienes más talento que yo un rato largo, pero conmigo terminarás, aunque debes saber que tu marca va a ser una ruina"
Y Ricard tuvo un ataque de sensatez.
Salimos tranquilos y juntos, pero claro, uno está descansado, ha entrenado y las piernas se van solas. El gps empieza a contarnos que eso de 6'30"/km no se cumple ni de coña. Vamos más rápido. Eduardo viene hasta el 4, se para y lo recogemos poco después. Ir de comparsa tiene esto: saliendo de una lesión seria y sin entrenar no se puede hacer más (aunque luego le salieran 30 kilómetros). Va sin chip para no engañar a nadie.
Hasta el medio maratón vamos bastante juntos. Luego les pierdo un poco. Del 24 al 26 los llevo 70 metros por delante. Al llegar al 26 cambio de estrategia: de sufrir a disfrutar, aflojo y empiezo a vivir la carrera (¡qué diferencia!). Esta es la lección que aprendí el domingo: hay dos formas de vivirlo, y uno mismo decide.
Pero Ricard no había hecho todos los deberes y estaba sufriendo. En el 32 los vuelvo a ver y en el 34 los atrapo. De ahí al final el objetivo se convierte en conseguir el título de finisher para Ricard, tarea en la que empleamos todos nuestros mejores recursos. Debo decir que él puso de su parte mucho más de lo que yo esperaba que pusiera, y apretando los dientes nos plantamos en el 42 enfilando el paseo de la gloria. El hombretón rompió a llorar con todos los honores y entró por méritos propios en ese club tan especial: el de los maratonianos. Mi enhorabuena desde aquí.
No fue una carrera más. Fue una de las mejores. Llegué a Barcelona con mi familia y mis amigos. Compartí la carrera con dos tipos muy especiales y asistí desde primera fila a la emoción del debutante, que no tiene precio. Y 10 maratones después aprendí una valiosísima lección. Un fin de semana redondo.
Salud y kilómetros
5 comentarios:
Cómo me gusta tu titular: "Porque lo que nos importa no es llegar antes o después sino haber disfrutado del camino".
Ahora entiendo la frase.
Igual que aquél que hace una promesa en Nochevieja, yo me marco éste lema como mi objetivo principal a seguir a partir de ahora y trataré de promoverlo entre mis compañeros.
Amigos lectores: Por experiencia propia os recomiendo que hagáis caso a este hombre. No sólo es un sabio en esto de las carreras, sino que además es un gran maestro.
Un saludo de vuestro amigo,
Ricard.
Ricard! Me vas a sacar los colores! Bueno, la idea no es mía...Se la tomé prestada a un americano llamado John Bingham, "el pingüino". Tiene varios libros en el mercado pero sobretodo el primero que escribió (no traducido aún y sigo sin entender porqué) titulado "The Courage To Start" es para mí la Biblia del popular. Así bauticé el blog en 2006 y desde entonces esa es la bandera. Insisto, yendo a tope y sufriendo lo indecible hubiese llegado 15 minutos antes, solo y habiéndome perdido lo mejor ¿Tiene sentido? Para mí no, eso está claro. Cuando pelee por bajar de 3 horas hablamos, mientras tanto lo importante nunca va a ser llegar antes o después, sino haber disfrutado del camino. No todos están de acuerdo, pero para mí es lo que hay. Abrazooos!!!
Lo sabes ya, querido Pepe: desde hace muchos años eres toda una referencia en esto del correr.
Contigo aprendí que se puede correr más lento, y disfrutar mucho más. Gracias a los dos por esta carrera estupenda :)
¡Qué gran carrera!envidia de la buena, empecé a leer este blog antes de intentar ser maratoniano y en parte si llegué a serlo fue por él,me encantó recibir tus consejos en mi estreno del 2010. Las casualidades de esto del correr me juntaron con Eduardo en otra de estas gestas. Cosas de estas son las que hace que merezca la pena correr, contarlo y leer lo que otros corren
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