Ya van 13. Siento empezar la no-crónica de esta carrera con las frías cifras, que no es mi estilo. El domingo empecé i terminé los 42 kilómetros y pico de Magaluf. Básicamente se trata de lo que antes era el histórico Maratón de Calvià, puesto que esta (si no recuerdo mal) fue ya la edición número 30 (que se dice rápido).
El circuito estaba supuestamente dulcificado. Doy fe de que así era, puesto que el anterior convertía esta carrera en posiblemente la más cabrona del circuito nacional, ya que la zona, por el perfil agreste de esta parte de la costa mallorquina, es un contínuo sube y baja. Aún siendo el circuito más rápido que el anterior, a mí la carrera me pareció como Mapoma, nada llana (y he corrido en Barcelona, Sevilla,...con maratones caaaasi llanos, sé lo que es).
Hizo calor. No como para contar con la temperatura entre las dificultades añadidas al kilometraje pero, sobretodo al final, la hidratación jugó un papel importante. En este punto encontré la única pega real a ponerle a la organización: solo agua en los avituallamientos (y gajos de naranja). Nada de isotónico, y eso es algo que hoy en día no debe pasar. Con la sudoración se va no solo agua sino también un porcentaje importante de sales que deben reponerse o se produce el temido desequilibrio electrolítico que lleva, cuando menos, a los calambres.
150 inscritos. 131 tomaron la salida. 122 llegaron a meta. El resultado es la carrera más solitaria que he corrido en mi vida (a pesar de que, siendo dos vueltas, casi toda la primera coincidimos con los 346 de la media), sobretodo en su segunda mitad. Además, cero en animación: te cruzabas con paseantes (que, como disculpa, no podían sentirse en medio de una carrera puesto que no había más corredores que tu), te miraban con cara de bicho raro y ni buenos días tenga usted, a no ser que los paseantes fuesen guiris, que esos sí daban cuatro palmas y un grito de ánimo. Cultura deportiva.
Yo tuve mucha suerte porque mi amiga Ester (que prepara una ultra de montaña) cambió en 24h su tirada larga de Trail por un entrenamiento de 42km en asfalto: se inscribió en la media y se zampó la maratón sin pestañear. Gracias a su compañía no tuve tiempo para la autocomplacencia (aquello de que, como no te ve nadie bajas un poquito el ritmo para no sufrir demasiado) y la carrera no se me hizo más larga de lo que deben ser 42.195 metros (pese a que el GPS cantó casi 450 más). Según el Sr. Garmin, tardamos 4h39 desde la salida a la llegada. Según mi criterio, que aún vale más, espinita quitada, puesto que en la última terminé lesionado y caminando. Carrera dura pero finalizada con éxito. Feliz como una perdiz.
Hoy, un día después, me siento aceptablemente entero, sin grandes secuelas y con buenas expectativas respecto a mi recuperación en dos semanas. El día 16 corro en Barcelona. Maratón otra vez. Me conformo con que me salga igual, aunque esta vez va a ser más difícil sentirse tan solo: a falta del empujón de última hora ya hay 16700 inscritos. Tendremos compañía.
3 comentarios:
Enhorabuena'
Coincidimos en las duchas. Excelente crónica
Daniel Garrido
@elecdaniel
#objetivomarathon
Gracias Daniel! Enhorabuena también a ti. No fue una carrera fácil por varias razones. Nos vemos en las siguientes -o en sus respectivos vestuarios ;)-
Salud y kilómetros
Pepe se ve que esos entrenamientos ironman te estan viniendo de fabula, muy buen tiempo en una carrera extrañamente solitaria de las pocas que quedan,igual desaparece aunque tiene su encanto que sea tan poca gente.
Un abrazo.
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