domingo, 24 de mayo de 2009

MI CUERPO


"La verdad es que, como adultos, muchos de nosotros estamos convencidos de que hubieramos hecho todo lo que se nos hubiera antojado si nuestro cuerpo fuese el adecuado para ello. Gastamos nuestra vida en las tinieblas de lo que podíamos haber sido. Por desgracia, el único modo de tener el cuerpo que queremos es escoger adecuadamente a nuestros padres. La genética puede no ser la única explicación, pero sí se trata de algo que como adultos nos condiciona de modo casi definitivo.

Determinado día, en determinada carrera, coincidí calentando con Bill Rodgers, cuatro veces ganador tanto del maratón de Boston como el de Nueva York. Ante tanta evidencia no pude evitar una sonrisa mientras lo miraba. Parecía una gacela. Todo en su cuerpo era perfecto. El modo en que sus pies estaban pegados a sus tobillos, sus tobillos a sus piernas y sus piernas a sus caderas respondía con exactitud al modo en que uno hubiera diseñado el cuerpo de un maratoniano. Apuesto a que no había tenido grasa corporal desde los 6 meses de edad.

En cuanto empecé a comparar su cuerpo con el mío se me ocurrió que todas esas partes de ambos tenían el mismo nombre pero, definitivamente no tenían el mismo aspecto. Sin embargo en pocos minutos ibamos a competir el uno contra el otro (y algunos miles de corredores más).

Para nosotros los adultos es difícil aceptar que alguien con, esencialmente, el mismo cuerpo que nosotros, ha conseguido logros que nosotros sólo podemos soñar. Los atletas olímpicos no disponen de un pulmón adicional con el que respirar en mejores condiciones. Puede que fueran bendecidos con un don, puede que tengan talento y, seguro, tienen lo que les da el entrenamiento, pero no tienen nada "extra". Eso sí, debemos empezar por entender que los cuerpos de esos seres tan especialmente dotados no son, en lo esencial, diferentes de los nuestros. Sólo así entenderemos que los cuerpos de unos y de otros reaccionan de un modo básicamente similar al entrenamiento.

Este punto me quedó especialmente claro la noche que tuve la oportunidad de cenar con Khalid Khannouchi, el mismo que rompió en mil pedazos el récord del mundo de maratón en Chicago, en 1999. Ambos corrimos ese mismo maratón, el mismo día. Él terminó en 2:05'42", y yo ligeramente por encima de 5:30'. De hecho escuché lo de su récord cuando yo iba a alcanzar la milla 11 de esa misma carrera.

Tal como íbamos charlando sobre nuestro entrenamiento y la preparación de ese tipo de carreras (las series, los rodajes largos, las carreras de ritmos vivos,...) me quedó claro que hablábamos de las mismas cosas. La diferencia no estaba en el contenido o calidad de los entrenamientos. La única diferencia estaba en la velocidad a la que corríamos en esas sesiones. El esfuerzo era la constante, la velocidad era la variable. Nuestros cuerpos reaccionaban del mismo modo a la carga y a la recuperación. Lo que significaba un esfuerzo extenuante para el recórdman mundial se sentía prácticamente igual en el pelotón de cola.

Aceptar esta verdad sobre mi cuerpo fue el punto de partida de mi progresión como corredor. Para mí fue una auténtica revelación aceptar la gran verdad sobre el hecho de que ningún cuerpo puede dar más del 100%. Mi tope era sólo el mío. Podía entrenar duro, inteligentemente, con intensidad y el propósito de mejorar, pero lo único que cambiaría sería en punto en el que estaba mi 100%, pero el mío. Mi tope siempre sería el mío, no el de Khannouchi o cualquier otro.

De ese modo me convencí de que, estuviera como estuviera mi cuerpo, era el cuerpo que iba a tener que usar. No podía cambiarlo por otro que tuviera mejor aspecto. Debería llegar al lugar al que quería ir en ese cuerpo, sobre esos pies. Esa verdad es también la tuya. No se trata de tener el cuerpo que quieras, sino de hacer lo máximo que puedas con el cuerpo que tienes. No te preocupes por ser el mejor. Sé el mejor que tú puedas ser."


Traducción casera de uno de los párrafos que a mí me inspiraron más del libro "No Need For Speed", de John Bingham. Espero no haber infringido demasiadas leyes por colgar esto aquí.

Salud y buenos rodajes, con el cuerpo que tenéis ;-)

miércoles, 20 de mayo de 2009

PUES VA A SER QUE NO (TAMPOCO ESTE AÑO, OIGA)

Y no por falta de ganas. Ni siquiera por no llevar al día los deberes, que yo sé los madrugones que me andaba pegando para sacar la bici mientras la familia apuraba su relación con las sábanas. Es tan sencillo como que en 3 días terminaron con las inscripciones y nosotros dormitando.

El año pasado, mis amigos se inscribieron prácticamente en el mes de junio. Este año estábamos al loro, esa es la verdad, pero se ve que no lo suficiente. La organización anduvo deshojando la margarita, pendiente de algo que han venido a llamar "Desafío Doñana", una prueba con la que no querían coincidir en fechas. Finalmente decidieron mantener el Titán en el mismo fin de semana que el año anterior (3 de octubre próximo) y dijeron que a partir del primero de abril se abrían inscripciones. Pasó esa fecha y mutis por el foro (nunca mejor dicho). Bien, como todo iba tan lento pasamos unos 10 días sin estar pendientes del tema (antes entrábamos uno u otro prácticamente a diario en la página web de la organización, básicamente en su foro) y en ese tiempo se abrió y se cerró la inscripción (en 3 días todo el papel vendido, me cuentan). Por lo visto desbordados, ya que ofertaron 250 plazas y cuando quisieron darse cuenta 400 locos habían pagado su derecho a ser de la partida.

Nos pusimos en contacto telefónico con los organizadores, quienes amablemente nos transmitieron su pesar por no estar en condiciones de atender a nuestros ruegos. Por lo visto bastante tienen ya con decidir a qué ilusionados triatletas les devuelven el dinero de la inscripción y les dicen adiós con la manita.

No es culpa suya, obvio. Eso nos pasa por pensar que lo que ayer era fácil hoy lo va a ser también. Pues va a ser que no, y me han chafado la guitarra.

Ahora tendremos que redefinir objetivos. Mis amigos hablan de Guadalajara, medio IM en el mes de agosto. Un poco justo para un pingüino diesel como yo. Más llanito pero lleno de maquinorros (como todo tri nacional que se precie). Ni siquiera he investigado, pero seguro que el tiempo de corte es un obstáculo prácticamente insalvable. Tengo que estudiármelo, pero me están entrando unas ganas locas de mandarlo todo a tomar viento y dedicarme al deporte-salud de verdad (que los maratones y las carreras de hierro no son nada saludables, oiga...)

Salud y deporte, también para todos.

domingo, 10 de mayo de 2009

VAMOS A ENTRENAR

Esto es un blog de corredores. Los que aparecen en la foto son corredores. De hecho todos menos el biciescoba de Richy completaron a pie (corriendo) un buen tramo del Camino Real de Ferreries minutos antes de la instantánea. Y no, la reunión no era a manteles sino a zapatillas, aunque parezca lo contrario.

Pues por mí podemos quedar cada domingo, oiga. No había ido nunca y no sabía lo que me perdía. Lo primero madrugar: a las 8.00 estábamos preparados casi todos. Finalmente nos dan las 8.10 y empezamos, cómo no, cuesta arriba hasta coger el camino propiamente dicho. No somos muchos por alguna extraña razón. La verdad es que en nuestro club las cosas suelen salir más multitudinarias porque el poder de convocatoria de Xec, Beni y compañía es grande. De todos modos no hay problema, ahí estamos.





Encontré en la red estas fotos del Camí Reial en su paso por el conocido barranco de Algendar. Corriendo por aquí uno tiene la sensación de reconciliarse con la Madre Naturaleza. Silencio, paisaje y ¡cuestas! Eso sí, estábamos avisados.

El plan era perfecto: tomar el camino, cada uno a su bola, y a los 30 minutos de reloj dar la vuelta y volver por el mismo sitio. De este modo se entrenaba sin problemas para ir al ritmo de los demás ni debiendo esperar a nadie.

Enseguida se forman grupos. Yo atrás, claro, primero con Vicente (quien nos acogió luego en su casa para el desayuno) y finalmente solo. A mi ritmo corro casi todo el tiempo, sin complejos para caminar en los tramos más empinados. Supongo que el camino es lo más parecido a correr por la montaña que tenemos en una isla sin montañas, y confirmo que algún día he de correr una de esas.

Al final del entrenamiento nos reunimos todos en casa de Vicente, aunque eso ya lo había dicho. Cada uno saca del zurrón las viandas de que buenamente se pudo hacer acopio en el día de ayer, lo ponemos todo sobre la mesa y ¡al ataque!
Como es lógico, desde el punto de vista de gasto calórico este entreno es una auténtica ruína, pero ¿quién se queja? No voy a ser yo, claro.

Lo dicho, por mí podemos ir cada domingo.

Salud y buenos rodajes a todos.



viernes, 8 de mayo de 2009

A VER SI ES VERDAD


Más que nada porque la colaboración familiar se me antoja un requisito absolutamente imprescindible ahora mismo. Vale, no hablamos del Ironman, pero el Titán y sobretodo su preparación tienen cosas con un aire muy de animalada hawaiana, la Larga Distancia en estado puro, endurecida por el perfil cabrón tanto del tramo ciclista como del circuito de carrera a pie.

Sigo entrenando a salto de mata. Ahora un poquito más, sobretodo corriendo, que es lo que menos me exige. La bici está un poco olvidada (hasta mañana, que saldré seguro) y la natación no me preocupa en exceso. Otro punto a favor reside en los 2 kilos que he bajado esta semana. Me he portado bien y han caído ya esos 2 de los 20 que me sobran (por lo menos). ¿El truco? Desayunar bien, controlar las raciones y eliminar los carbohidratos de la cena. Mano de santo.

Siempre anduve muy limitado desde el punto de vista del rendimiento deportivo por los kilos de más. Ese peso extra podría considerarse herencia de mis tiempos jugando a fútbol americano, cuando más grande significaba más fuerte y más fuerte significaba mejor. Eso por un lado, claro. Por otro lado está mi aficion a la buena (y repleta) mesa, y el tercer punto de apoyo de mis problemas con el peso anda oculto tras mi hipotiroidismo crónico, herencia familiar (a falta de tierras y alhajas) que ralentiza hasta límites insospechados mi metabolismo y colabora en que cada mendrugo de pan que acceda a mi sistema digestivo me resulte de un provecho increíble. Quemo calorías al paso de una tortuga centenaria, algo que resulta tanto una dificultad como un acicate para superar el problema.

Lo siguiente fue acomodarme a la situación: no puedo ser rápido, vale. Entonces, antes de no ser nada, soy lento. Y esa lentitud no me impide seguir adelante, sólo retrasa mi llegada a meta. Y como soy optimista por naturaleza giro la tortilla y convierto la dificultad en virtud: mi rodaje dura más, o sea que disfruto del paisaje durante más tiempo. Con esa filosofía me enganché al deporte, y especialmente a las carreras populares de todas las distancias, de las que ya han caído unas cuantas. Y ahora el triatlón, deporte que me divierte en sobremanera pero termina resultando mucho más exigente desde el punto de vista de cierres de control. Y a la meta del Titán hay que llegar en menos de 8 horas. No, si llegar no es el problema, sino hacerlo rápido. Veremos.

Mucha salud y SBR