miércoles, 31 de octubre de 2007

PUENTE ANTICIPADO

Ya sé que se acerca un puente. En este país eso es algo que sabíamos ya en el cole y no se nos olvida ahora que somos parte de los medios de producción.

Yo me quedo en casita porque el puente ya lo tengo hecho. Hemos juntado el fin de semana pasado y un par de días que se me adeudaban convenientemente, y dimos el salto a la península, en visita familiar.

Cuatro días sometido al régimen de visitas de los amigos y a los guisos de esa madre-no-hay-más-que-una que tuvo a bien parirme hace ya unos cuantos años.

Esos cuatro días han dado para bastante. Por lo que aquí nos ocupa, el domingo di con un huequecito para subirme a ese paraíso que es la Carretera de les aigües para un rodaje sin demasiadas pretensiones. Al final, el buen ambiente deportivo, el día soleado y mis relativamente frescas piernas convirtieron esas pocas pretensiones en 14 kilómetros empezados a disfrutar y terminados apretando los dientes en plan programa del Gavela. Buenos estiramientos y sin novedad en el frente (ni en el aquiles).

El lunes descanso a las patas porque sigo con ese régimen de correr-tocarmelasbolas-correr que tan buenos resultados me está dando con las lesiones. El martes rodaje suave, esta vez de verdad, cuarentaypocos minutos y ni me planteo cuántos kilómetros.

Hoy volví a correr un poco más alegre, sin notar lo de ayer, nadé un ratito (ni me atrevo a decir cuánto) y empecé a preparame para ese tocarmelasbolas de mañana, que si el tiempo lo permite, va a convertirse en una salidita en bici de no más de 40 kilómetros, cosa que para empezar mi relación con la flaca se me antoja más que suficiente.

No hay nada como pensar que las animaladas del 2007 están ya todas hechas. Salud.

miércoles, 24 de octubre de 2007

LO QUE VIENE AHORA

El segundo maratón ya está embutido en la saca. Ni evacuando consulta a la sección más optimista del oráculo atlético podía pasar ni cerquita de mi maltrecha materia gris la idea de completar las dos carreras de octubre de un modo tan exitoso. Vaya pues por adelantado aquello que dice siempre el denostado ocupante del trono de este reino, que "me llena de orgullo y satisfacción" el modo en el que ha concluído todo esto.

No sé si es exacta la máxima de que el asfalto nos da sólo aquello que merecemos. Yo tomé el domingo pasado el desvío del maratón sabiendo que iba a ser al de arriba rogando, porque con el mazo no había estado dando demasiado últimamente. Salió cara, posiblemente por la alineación correcta de varios planetas y alguna estrella, pero podía haber sido cruz. Cuando el aquiles, tras haber estado mes y medio sin decir esta boca es mía, en el 30 protestó y de qué manera, las gónadas se me pusieron por corbata. Pocos segundos después el muy cabrito como si nada. El susto se repitió más tarde. Igual, pinchazo y si te he visto no me acuerdo. Hasta la meta tan pancho.

Ahora, en el despejado horizonte empiezo a ver lo que viene. Para empezar, por varias razones que evaluaremos más adelante y de un modo serio me paso al TRI. Bueno, por un lado ya contaba con la bici y la piscina entre los mejores amigos de mis zapas, pero ahora ambas entran de lleno en mi plan de entrenamiento. No dejo de correr: estoy enfermo de esto, pero ya no nado y monto en bici como complemento sino que voy a entrenar estos dos deportes.

De un modo más inmediato, y si no contamos con Sansilvestres y parecidos, debo por este orden bajar de peso (ahí el multideporte ayuda lo suyo) y trabajar la calidad (con todas las cautelas del mundo). ¿Para qué? Para bajar el primer semestre de 2008 (estamos pendientes de calendario) de 2 horas en medio maratón. Estamos organizando un autobús para Getafe, Barcelona o Denia (u otra carrera sin muchas cuestas) y parece que somos unos cuantos que vamos a comprar el billete de ese autobús. Ese es, pues, el objetivo más inmediato.

Después tengo dos maratones marcados en el calendario de primavera, de los que sólo voy a correr (claro) uno: MARASEVI o MAPOMA. Barcelona es la tercera vía por si me falla la infraestructura.

Tras eso mi ilusión está en la serranía de Ronda en Mayo. Esos 101km en 24 horas que organiza la legión hace tiempo que me tienen robado el corazón. Y tengo una apuesta con mi suegro al respecto de acabar esa prueba. Puede que viva de ilusiones, y puede que no, porque estoy de un cabezón...

Por cierto, la organización del TUI me da 5:07 oficial. Ale, un minutito menos. Salud.

domingo, 21 de octubre de 2007

EL TUI

Empecemos por el principio. Habiendo dormido no demasiado, porque eso es lo que tiene hospedarse en casa de un amiguete que organiza una cena con todos sus compis de trabajo esa misma noche, nos presentamos en el paseo marítimo Valentín (Tin en adelante) y el que suscribe. De ahí salían todas las carreras que eran hasta tres (42, 21 y 10k). A las 9 salíamos maratón y medio maratón, y la carrera de 10 km empezaba una hora después. Los primeros 20 kilómetros eran comunes a las dos primeras pruebas. Poco antes pues del 20 había un desvío donde a la derecha se embocaba la meta para los mediomaratonianos y a la izquierda se mandaba a tomar por saco a los (menos) valientes que se atrevían con la distancia completa.

Mucho ambiente en la salida. Este maratón lo organiza un tour-operador alemán, TUI, que resulta ser una de las empresas más potentes del sector. Colaborando con las distintas administraciones (Govern Balear, Consell Insular de Mallorca y Ayuntamiento de Palma) así como con algunas entidades públicas del sector turístico, los de TUI traen a Mallorca por estas fechas a más de 4000 alemanes sólo con la excusa de esto del correr.

Era, pues, un auténtico espectáculo estar en esos cajones de salida rodeado por un 95 % de extranjeros (básicamente alemanes) y con ese talante festivo con que se toman ellos esto del correr.

Con el pistoletazo de salida no se mueve nada. Como siempre, salgo bastante atrás para no ser atropellado, y tardamos 3 o 4 minutos en cruzar el arco de salida. Empiezo suave, muy suave, básicamente porque quiero disfrutar de ese medio maratón que he venido a correr. He venido a trotar con mucha más gente lenta como yo que nunca, y la marca, ya que voy a aparecer en la clasificación como abandono (mi inscripción era para el maratón), es lo de menos.

Efectivamente, los primeros kilómetros transcurren de modo muy plácido. Me adelantan muchos corredores, y yo paso a varios atletas de bastante edad, muchos de los cuales ni siquiera corren, marchan. Saludo a algunos y con aquellos que no me miran mal por ello intercambio algunas impresiones sobre la carrera, lo bonita que está Mallorca por estas fechas y otros asuntos de parecido y elevado interés.

A partir del 11, la carrera, que discurría por el paseo marítimo todo el tiempo nos mete por el casco antiguo de Palma. De ahí salimos en el 16, donde aprovecho para someterme al primer chequeo de estado. Aunque voy bebiendo agua e isotónicos en todos los avituallamientos y en el km 10 engullo el primer gel de los que llevaba conmigo, estoy un poco cansado y me duelen los pies. El aquiles no ha rechistado, pero no se puede decir que ande fresco. Sigo trotando con calma y disfrutando del día soleado pero no muy caluroso que salió hoy.

Pasan los kilómetros 17 y 18 y mi situación ni mejora ni empeora. Un puntito cansado, pero es normal a estas alturas. En el 18 empiezo a buscar ya, con la mirada, a alguien de la organización. Se acerca el desvío de las dos carreras, y como mi dorsal es de un color distinto que el del medio maratón no quiero que nadie me persiga gritando ni me trate de tramposo o algo así. Por un momento se me pasa por la cabeza la idea de hacer los 42, pero se me olvida pronto, menos mal.

Paso el 19 y se acerca el desvío. Ya casi puedo verlo allá a lo lejos, un cartel amarillo, y yo sin poder elevar consulta con personal cualificado que me garantice la integridad de mi honor como corredor que abandona dignamente. Me acerco al desvío. De pronto, una sensación de intrusismo atlético recorre todo mi cuerpo. ¿Cómo me puedo ir con toda esta gente con la que estoy corriendo, cuyo dorsal es verde si el mío es amarillo? Contrarresto esa sensación con una enérgica llamada al orden a que me someto. No tengo nada que demostrar a nadie. Incluso puedo firmar dos medios maratones en 15 días, que para alguien que como yo estaba hace dos meses tumbado con el hielo en el aquiles no es moco de pavo. Me acerco al letrero. Dos flechas, derecha e izquierda. Tengo claro que debo irme hacia el medio maratón y tomo el desvío de la izquierda. De pronto me quedo solo. A 200 metros por delante veo otro insensato. Detrás de mí ya no hay nadie. Me faltan unos 23 kilómetros para la línea de meta.

Una parte de mí se siente orgullosa de cumplir con el plan previsto hace ya 4 o 5 meses al inscribirme en el maratón. Me digo a mí mismo que acabo de tomar una decisón valiente. Ahora que cada palo aguante su vela. Otra parte de mí asiste perpleja a una de las decisiones más impulsivas de mi vida. Con una tirada máxima de 21 kilómetros (el medio maratón de hace dos semanas), ningún entrenamiento de calidad y muy pocos rodajes serios en las piernas me lanzo a la aventura.

Al llegar al kilómetro 23 tomo una decisión que debió luego tener un peso específico importante en el resultado final. Divido el tiempo en bloques de 10 minutos de los que voy a correr los primeros 9 y caminar 1. Ese minuto cada 10 va a ser todo lo que ande en la carrera. Ni un segundo más. Eso sí, cumpliré escrupulosamente con esa estrategia, además de seguir hidratándome con mucho cuidado con agua e isotónicos en cada puesto de avituallamiento y tomando mis geles del kilómetro 20 y del 30.

Paso el avituallamiento del kilómetro 24 un poco justo. Se encuentra al final de una cuesta que hago corriendo completamente (me tocaba así). Cojo agua, doy las gracias y voy a la última mesa a por el vasito e aquarius. A mi espalda oigo "veo que te has animado con el maratón". Me giro inmediatamente, vuelvo unos metros sobre mis pasos y le planto a VIC dos besos tal y como había prometido, farfullando algo parecido a "yo debo estar mal de la cabeza". Ella sabía que no iba a pasar por ahí, pero ya veis, a veces las cosas no son como deberían. Me hizo mucha ilusión verla en persona, porque su blog (bueno, tiene dos blogs de lo más interesantes) mantiene su imagen en el más estricto anonimato (y me parece genial si ella lo quiere de ese modo).

En el 30 giramos hacia la Playa de Palma y empezamos el camino de vuelta a meta dejando el mar a nuestra izquierda y la zona de bares y comercios a la derecha. El paseo está muy concurrido. Ahí infinidad de viandantes (en su gran mayoría alemanes también) no dejan de animar a todos y cada uno de los corredores que formamos una alargada fila de no muy buen aspecto ya. Ahí, en el 30, una chica alemana me anima a que corramos juntos. Le cuento que me voy a parar a caminar en unos minutos y me dice que le va bien. Minutito andando y volvemos a correr juntos. En el 34 ella va mal y me dice que se para a caminar. Le pregunto si necesita algo y contesta que no, que tire, que me ve muy fuerte. Y era verdad (bueno, relativamente). Lo era porque a esa altura de carrera prácticamente todo el goteo de corredores caminaba. Yo corría.

Paso el 35. Ahí reventé en Barcelona. Hoy paso corriendo. Estoy bastante cansado, pero no mucho más que en el kilómetro 17 o 18. Indiscutiblemente estoy mejor que en Barcelona y eso me sube la moral por las nubes. A ritmo 9-1 van cayendo los kilómetros: 36, 37, 38... Ahí, en el 38 adelanto a un señor alemán (cómo no ) de entre 55 y 60 años, grandote él, que anda y va fatal. Le animo al pasar. Me contesta algo que no entiendo y aflojo por si necesita algo. Cambia el alemán por inglés y me dice que me ve fuerte. Yo le contesto que nos quedan sólo 4 kilómetros, que la meta está ahí al lado y que va a llegar bien. Una mueca de dolor o sufrimiento en su cara mientras trata de sonreír me hiela la sangre. Le repito que le espero en la meta y me dice que tire. Nos deseamos suerte y sigo.

Cae el 39, el 40, el 41 (ahí camino mi minutito de gloria) y el 42. A los tres últimos kilómetros llego ya muy, pero que muy justito, corriendo más despacio que nunca pero corriendo. Del 42 a la meta me aplaude todo el mundo (entro solo o eso me parece a mí). Voy repartiendo besos al aire y la gente grita aún más fuerte. El speaker dice mi nombre y me recuerda que en nada tengo una cerveza fresquita en la mano. Señalo al cielo, "por papá" y me beso el anillo porque mi santa también lo merece. Me acuerdo de muchos de vosotros. Pienso en que tengo que contar todo esto. Hago el guiño que prometí, para el bueno de Carlos que tuvo que abandonar esta hermosa carrera el año pasado. Cruzo la meta. El segundo maratón a la saca.

Vienen mis amigos. Estaban preocupados porque, claro, me esperaban en dos horitas y cuarto por la meta del medio maratón, pero me abrazan entre felicitándome y echándome la bronca. Recojo la mochila, devuelvo el chip y a lo lejos veo al gradullón alemán que andaba muerto en el 38. Viene hacia mí. Me abraza emocionado y me dice que está muy contento porque he cumplido esperándole en la meta. Se me pone la piel de gallina. Para esto también corro.

Dejo para aquellos aficionados a los análisis más profundos unos cuantos datos:

Para correr en Barcelona entrené a conciencia. Hice series, rodajes suaves, varias tiradas largas, 4 de ellas por encima de los 30 kilómetros y reventé en el 35. Para el TUI sólo pude hacer rodajes suaves y no muy largos, eso sí, con bici y piscina de por medio, llegando como máximo a cubrir 21 km y una sola vez. He terminado corriendo, ni rastro del muro (muy cansado, eso sí, pero ¿quién no en un maratón?). Probablemente el correr reservón y el haber cuidado mucho la hidratación fueron dos elementos importantes, pero ¿tanto?

Mi tiempo, sólo 6 minutos más que en Barcelona, 5:08, aunque a mí eso, después de lo vivido hoy, es lo que menos me importa


El problema fue que ayer, al ir a recoger el dorsal, me regalaron una camiseta de la carrera. Nunca vestiría una camiseta de una carrera que no hubiera terminado. Pero es que además, esta era de FINISHER.



viernes, 19 de octubre de 2007

NOS VAMOS PARA PALMA

Tras una semanita erótica (por lo de larga y dura) me subo mañana al avión con Tin (que es mi amigo Valentín) y damos el salto a la isla grande (que es Mallorca). Me llevo poco equipaje, bastantes encargos (porque en Menorca no tenemos feria del corredor ni Decatlhlon) y muchas ganas ya de correr el domingo.

He tomado una decisión con respecto a qué carrera voy a hacer. ¿Alguien ha corrido alguna vez un maratón sin entrenarlo? Yo tampoco y eso va a seguir así. De los cuatro meses que dura un plan de entrenamiento serio me he pasado dos y medio nadando unos largos en la piscina y saliendo a pasear en bici. Mi lesión en el aquiles y su plan de recuperación han ocupado el espacio de los rodajes largos y las series. Ahora estoy bien pero me falta gasolina. Podría terminar el maratón tirando de coco y caminando un montón, posiblemente por debajo de las 6 horas del límite que da la organización, pero eso no es lo que yo quiero. Yo quiero preparar esa carrera, disfrutar viendo cómo cada rodaje se acumula en mis piernas y representa un billete más para el viaje de terminar la distancia. Yo quiero llegar a esa carrera, sufrirla como la sufrimos todos y cruzar la meta cuando sea pero sabiendo que he hecho todo lo posible para currarme la marca que dice el reloj, y además he disfrutado.

Total, que me voy a correr el medio maratón (ojo, que me tentaba la carrera de 10 km, pero ni tanto ni tan calvo) tan feliz, sin mirar demasiado la marca y empapándome del ambiente festivo del Tui y de los miles de guiris que se vienen a Mallorca a correr. El maratón queda para primavera, supongo que después de esos 21097 que se cuecen en la península con el autobús de asalto a la hora-cincuentaynueve.

Sólo me queda el agridulce sabor de dejaros a tantos de vosotros que animabais la gesta de los 42 con el aplauso colgado. No voy a ver a VIC en el 24 (tal vez en la salida, en la llegada, en la feria,...), y Scheilor puede que empezando una hora después acabe incluso antes que yo de correr (gracias, amigo, por ser mi liebre). Decidí esto por respeto a esa distancia que es el maratón. Para mirarla a los ojos hay que estar seguro de poder conquistarla o uno no merece que le consientan ni el más mínimo cortejo. Salud.

domingo, 14 de octubre de 2007

EL ÚLTIMO ENTRENAMIENTO LARGO

El chalado de la foto hizo hoy su última carrera larga antes de la competición de misteriosa distancia del domingo próximo. Fue una horita de ida, media vuelta, y una horita de camino a casa, buscando terreno tranquilo, rodeado de campos en los que las vacas pastaban apaciblemente y los rayos del sol peleaban por colarse entre nube y nube. El día pues, aguantó bonito mientras duró mi entrenamiento. Al terminar, como si el de arriba ya diese por buena la sesión, el cielo se cubrió de repente. Es lo que pasa por aquí, que las condiciones atmosféricas cambian rápidamente, y puedes salir a rodar a veces a la luz de la luna, a medio rodaje no ver un pimiento y llegar a casa completamente pasado por agua.

No me llevé más que el reloj y el agua. Dejé el GPS en casa, pero a ojo me salieron poco más de 18 kilómetros cómodos y sin secuelas, que es lo que buscaba hoy, ni más, ni menos. A esta sesión debo sumarle los 10 kilómetros del jueves y los más de 12 del viernes. El sábado me toqué las bolas en el sofá de casa porque dicen que el descanso también entrena. Algún día tengo que probar a entrenar descansando tres o cuatro meses, a ver si es verdad todo esto. A esta hora, y después del tute matinal me encuentro bastante bien, que en alguien como yo es decir mucho.

Decía en la respuesta a todos los comentarios de la última entrada que me siento como el alumno gandul que empieza a estudiar 15 días antes del examen y cuando domina parte del temario se da cuenta de que, de haber hincado codos con un poco más de antelación el aprobado estaba asegurado. Posiblemente me falten tres o cuatro semanas para estar en buenas condiciones para el maratón, pero la carrera es el próximo domingo y eso es lo que al final cuenta.

Tengo además, por si no fuera suficiente lo que se avecina, un problemilla con la elección del calzado. Las zapas que utilicé en el último medio maratón, unas Asics Gel Nimbus adquiridas especialmente para volar por Palma el domingo (y domadas con unos 150 kilómetros antes de hacerlas debutar en carrera) me rozaron en el metatarso hasta provocar una auténtica escabechina en forma de ampolla tamaño familiar. La ampolla está en vías de curación, pero ahora no sé si usar las Nimbus unas Asics Gel Kayano aún en edad de merecer que me van como un guante. Sobre el papel, a las nuevas les he hecho todo lo que se debe para poder correr con ellas y son cómodas, pero la ampolla me dice que le pruebe las zapas veteranas, a ver si con ellas se lleva mejor. Había pensado en hacer un entrenamiento con un modelo en cada pie para compararlas pero luego no había forma de encontrar mallas y camiseta para combinar los colores de ambas y desistí. Rodaré el lunes con unas y el miércoles con las otras. El viernes lanzaré una moneda al aire. Si cae cara serán las Nimbus, si cae cruz las Kayano y si no cae corro descalzo como Abebe Bikila. Salud.

sábado, 6 de octubre de 2007

CON LO PUESTO

Me cuelgo el remake de la salida del maratón de Barcelona. Eran otros tiempos. Mañana trotaré el medio maratón de aquí, esa carrerita tan bien organizada que espero todo el año. Somos poco más de 200, lo que mirando los 123 del año pasado, cuando terminé el 122, es un incremento porcentual que ya lo quisieran para sí carreras con mucha más solera.

Esto parece ya el blog del "si-no-fuera", porque me he pasado toda la semana por el hospital, donde operaron a mi santísima, sin correr un sólo metro y durmiendo en una silla. Tener a la familia política en el negocio de la hostelería me obligó a velar sin relevo a mi princesa. Hoy estamos ya en casa, y anoche ya dormí en mi cama, pero la espalda la tengo como la cordillera del himalaya.

Pues eso, que me voy a mirar otra vez esas fotos de mi primer maratón, a ver si me animo, y mañana sin falta cuento cómo fue la aventura dominguera de 21 kilómetros antes de cerrar en control de llegada. Salud.