lunes, 31 de enero de 2011

EL PERFIL DEL TRAIL SERRA DE TRAMUNTANA

Este es el perfil de la carrera de abril. Cierto es que antes viene Barcelona, pero ese maratón será un éxito si lo termino en menos de 5 horas y sin un desgaste excesivo. Además será la cuarta vez que me enfrento a los 42 barceloneses por lo que, con el debido respeto a la distancia, tengo una idea bastante precisa de lo que me espera.

Para el Trail tengo un millón de dudas. Debuto en este tipo de pruebas, son 62km y duros. Pudimos hacer un tramo hace dos semanas y confirmé mis sospechas al respecto de que la montaña te paga con belleza y dificultad a partes iguales. Eso es lo único que sé. Para todo lo demás podría lanzar a través del blog un auténtico cuestionario y aburrir a los dos o tres que osen pasarse por aquí. No lo haré. Mis dos o tres lectores son sagrados.

Aún así ahí va una pincelada de lo que son mis principales dudas de novato:

1. BASTONES: Sí o no. Imagino que a ritmos de caminar mucho subiendo ayudan. A mí me sirvieron en el entrenamiento del otro día, pero cierto es que cuando pude correr me molestaban.

2. AVITUALLAMIENTO: Debo llevar mis viandas sólidas encima o no, esa es la duda. Supongo que la organización pondrá lo típico a nuestra disposición (barritas, geles, fruta y algún pastelito). Saldré con poco más de un litro de agua encima, por no pasear una mochila cargada sin más y llegar al avituallamiento con el depósito lleno. Supongo que bastará.

3. ROPA: La idea es vestirme como entreno: mallas piratas, ni cortas ni largas, una camiseta técnica (¿manga corta o larga?) y un cortavientos. Gorra y gafas de sol.

4. OTROS GADGETS: Aunque la carrera es diurna, opino que un novato debe cargar con un frontal por si las moscas. Además sigo sin saber lo que voy a tardar y lo mismo se me hace de noche.

5. CALZADO: Uso de normal un 12.5 USA. Bajando a Deià sufrí mucho al desplazarse el pie hacia delante y presionar mis dedos la puntera de la zapatilla. Un máquina con el que nos cruzamos nos recomendó atar con fuerza los cordones al empeine, pero también he leído que debe sobrar algo de zapatilla por delante. Estoy por hacerme con unas del número 13.

Bueno, eso es lo básico. Si algún experto puede pronunciarse lo agradeceré. También espero opinión de quien no se sienta tan versado en el tema pero tenga algún pequeño conocimiento tangencial sobre el contenido de mis dudas. Por último acepto también opiniones de amiguetes cuyo nivel de ignorancia sea parejo al mío. Entre todos sacaremos esto adelante.

Salud y kilómetros!

viernes, 28 de enero de 2011

JUNTOS PERO NO REVUELTOS

Ya vuelvo con el discurso de buenos y malos. Si a alguien le parece tedioso por repetitivo que acepte mis disculpas y deje de leer.

Vivo en un sitio pequeño, con virtudes de sitio pequeño y defectos de sitio pequeño. Cuando se me ocurrió empezar a darle a esto de la zapatilla lo hice, como casi todos, por mi cuenta y en secreto. Tenía una brevísima experiencia en las carreras populares, que incluía un 10k y un medio maratón cuando vivía en Barcelona, saliendo por probar, por amistad con algún participante y por ver que entre los que corrían ahí teníamos de todo: buenos, menos buenos, regulares y lo siguiente. Luego vinieron los cambios.

Me trasladé a Menorca y empecé a moverme por imperativo de salud, aunque pronto me convertí en adicto incurable a las endorfinas. Busqué carreras porque quería compañía, y todo lo que encontré fue un circuito veraniego popular. Como más allá de julio y agosto (con contadas excepciones) sólo había carreras para federados decidí federarme (lógica aristotélica) para poder correr. Entonces el choque cultural fue grande porque en la isla los 25 que corrían eran "atletas" y yo tan sólo un "pringado que trotaba".

Mi personal modo de entender la democracia deportiva me resultó la coartada perfecta para mezclarme con fenómenos que rodaban cómodos a 3'30" el kilómetro. Yo era el peculiar, el que llegaba siempre el último, sonriendo y aplaudiendo al público. Y otros se animaron.

Luego vino el club, los amigos y esos viajes pagados por el Govern Balear para competir en los Campeonatos de Baleares, de cross y medio maratón. Los 21k nunca fueron demasiado problema, porque el Campeonato se disputaba dentro de una prueba popular como es el medio maratón de Pollensa. Además, cuanto más largo mejor para mí porque más lento hay que ir. Pero el cross era distinto.

En el cross nos separaban por categorías y por sexos y, que nadie se enfade, algunas chicas y los más veteranos siempre han sido mis compañeros de fatigas de la cola del pelotón. La carrera en la que me tocaba tomar parte en esos campeonatos siempre era rápida, muy rápida. Tanto es así que pronto definí el cross como esa competición en que suena el pistoletazo de salida, miro para alante y ya estoy sólo para los siguientes 8 kilómetros... hasta que empiecen a doblarme (que lo hace hasta el Tato).

En todas estas llegó el otro día el Campeonato de Baleares de Cross para veteranos. Nos fuimos a Calvià (Mallorca) con toda la tropa, porque esos 3 días de convivencia bien valían el esfuerzo. Y llegó la carrera. Como siempre a los 100 metros ya era el último destacado, y pronto empecé a ser doblado por los primeros. Llegué el último, no de mi categoría sino de todas las categorías. No disfruté ni un pimiento corriendo. Maldecía cada zancada que daba y no le encontraba sentido al hecho de estar ahí. Era un intruso, con todas sus letras.

El penúltimo de mi categoría completó la carrera a un ritmo 1 minuto más rápido por kilómetro que yo, es decir que ese farolillo rojo en cross es mío por los siglos de los siglos, aunque ese no es para nada el problema.

El problema es que el 99,9% de la gente que corrió ese cross lo hizo para llegar lo más rápidamente posible a la meta. Ni uno solo tenía como objetivo disfrutar del recorrido, de la compañía o del clima soleado de invierno. Ni siquiera yo, que sólo pensaba en terminar con aquel suplicio lo antes posible.

Al cruzar la meta le dije a Víctor que era la última vez, que los buenos y los malos debían mezclarse pero no siempre. Que en ocasiones no pienso que sea lo correcto. Y sigo pensando igual.

Al día siguiente, con un sol precioso, nos perdimos para correr 6 horas por la Serra de Tramuntana, montaña de verdad y pronto patrimonio universal de la humanidad (o de la Unesco, no sé muy bien). Eso fue una maravilla.

miércoles, 12 de enero de 2011

I AGAINST ME (o yo contra mí mismo)

Aprovecho el paso del Pisuerga por Valladolid y la salida a la luz de lo que parece un delicioso documental sobre triatlón de larga distancia para retomar el hilo de mis andanzas. Lo del documental, actualmente en alemán, estará genial en cuanto salga la versión cervantina. Si esperar a que ello ocurra tiene tan poco sentido, habrá que conformarse con que al menos traduzcan la obra al inglés, para justificar el dinero que en mi casa invirtieron en un colegio de pago y algún cursillo de verano en el área metropolitana de Londres.

ME HE INSCRITO YA EN LOS 101 DE RONDA. Lo digo bien alto para terminar de creerlo. El pingüino gordito hará ultradistancia, montaña o ambas cosas a la vez. En marzo maratón, en abril los 62 del TST y en mayo los 101 de Ronda. Y claro, una cosa es proclamar a los cuatro vientos la valentía y el arrojo demostrados en formalizar todas esas inscripciones y otra muy distinta ocultar el acojone con que afronto ese futuro tan inmediato.

Como ya dije en su momento, la Marató será casi lo de menos, con todos los respetos. Salir corriendo tranquilo y procurar terminar igualmente corriendo, en el tiempo que sea. Lo del Trail Serra de Tramuntana ya me apura un poco más. Son 62km de montaña seria, y desplazar mi oronda humanidad cuesta arriba sigue siendo un ejercicio de extenuación. Y lo de enchufarme 101 kilómetros aún lo veo más lejos, pero como todo lo anterior no es imposible.

El movimiento se demuestra andando (corriendo en esta ocasión) y por ello el domingo pasado nos apretamos algo más de 3 horitas de trail running (con algún tramo caminando, sobretodo cuando las subidas eran más duras), hoy martes corrí non-stop 1 hora 40 también por pistas forestales, mañana repito, el jueves descanso y el viernes entreno suave otra vez.

El fin de semana me desplazo a Mallorca para el Campeonato de Baleares de Cross para veteranos. Algún día tengo que hablar de mi relación con el Cross, que en su vertiente federada es aquella actividad atlética en la que oigo el pistoletazo de salida, miro delante y ya estoy solo. Los motivos de mi participación en este tipo de eventos son absolutamente peregrinos. No debería pero me enfrento a ello año tras año, sin disfrutarlo y prometiéndome no volver jamás. Esta vez hay postre. El lunes es festivo en Menorca y alargamos la estancia en la isla mayor un día más para poder entrenar un poco por la Serra de Tramuntana. Si nada se tuerce estamos convocados, guías locales incluídos, a una salida matutina de 20km, de Valldemossa a Sóller, por la ruta que sigue la carrera de abril. Esa experiencia sí que me motiva y seguramente justifica el viaje del fin de semana.

Mientras tanto, con el panorama que tengo en el horizonte tan sólo puedo pensar en preparame porque si algo me asegura la ultradistancia (y hablo de oídas) es que el cronómetro resulta un elemento prescindible, los rivales se llaman compañeros y la competición es algo así como YO CONTRA YO MISMO (y, añado, los elementos)...

Salud y kilómetros!

domingo, 2 de enero de 2011

JINGLE BELLS O ALGO ASÍ...

Ya estoy de vuelta. Esta mañana me di de bruces con la realidad. Aterricé en casa tras ese período gastronavideño de descontrol consciente. Si algo saqué en claro de todo ello es que se puede pasar de cojo a finisher en pocos días, siempre que se tenga el cerebro tan seco y el gaznate tan hidratado como el que esto firma: llegué a Barcelona con poquitos días de apoyar el pie y el 31 despedí el año en plan torero, intentando bajar de 60 minutos en esos 10K sansilvestreros. Lo teníamos a falta de kilómetro y medio, pero a mi hermana le dio el bajón samaritano y terminamos esperando a los demás del autobús para entrar con orgullo colectivo en hora-tres y sonriendo. La espinita se la arrancaremos a la pequeña de la familia el 23, en la Cursa de Sant Antoni donde, anuncio, romperemos la barrera del sonido y volaremos a menos de 6 esos 10 kilómetros de barrio.

Si bien es cierto que he vuelto a correr, no lo es menos que he vuelto a comer. De hecho me he limitado a comerme todo lo que me han puesto delante. Literal. Ningún esfuerzo por salir a hombros de cada ágape, poco dulce, pero dando buena cuenta de cada ración navideña que me correspondía tras la justa división de vituallas entre todos los comensales.

Por tanto, mañana me peso, pero me da que la columna de la izquierda, esa que proclama un descenso en el tonelaje propio de algo más de 4 kilos va a ser revisada como el salario de los funcionarios, a la baja. Eso sí, no desfallezco. Esto no ha hecho más que empezar.

He dicho.

Mientras divago sobre ello, feliz 2011 a toda la tribu y salud, mucha salud para todos.