martes, 26 de agosto de 2008

SOY CORREDOR

(Traduzco libremente un artículo publicado por John Bingham en la edición americana de Runnersworld).



El Dr. George Sheehan, columnista de Runnersworld y posiblemente el primer filósofo que tuvo el boom del running, escribió una vez sobre la diferencia entre un "runner" y un "jogger", que para él era simplemente la inscripción en una carrera. Esa definición era tan suscinta como atinada. Si estabas lo suficientemente motivado como para participar en una carrera organizada, entonces eras un corredor. Cualquiera que arriesgase su fracaso público sólo para pertenecer a la comunidad de corredores, sin importar cuál era su ritmo por kilómetro, era un corredor. Difícil discutir esa lógica.


Sin embargo, hace algunos meses, un anuncio colgado en esta revista dibujó una línea muy marcada entre corredores y simples joggers. Inmediatamente palpé el descontento profundo de infinidad de lectores con esa distinción. Para mí esas definiciones no tienen demasiado sentido fundamentalmente porque todos aquellos que nos autodenominamos corredores ya sabemos porqué lo hacemos. Vuestras razones pueden ser diferentes a las mías, pero os cuento ahora porqué sé que soy un corredor:


SOY CORREDOR porque mis carreras tienen nombres. Hago carreras a ritmo, hago carreras fartlek, carreras lentas y largas y series en la pista. Mis carreras están definidas, aunque mis abdominales no lo estén.


SOY CORREDOR porque mis zapatillas son equipamiento técnico, no un producto de moda. Para mí, la mejor zapatilla es la que me hace mejor corredor. Escojo la zapatilla que le va a mi biomecánica y forma de correr, no la que le va a mi camiseta y pantalones.

SOY CORREDOR porque no tengo ropa con la que correr. Tengo camisetas técnicas, pantalones técnicos y calcetines técnicos. Mi equipamiento mejora mi experiencia en el correr porque me permite vivirla confortablemente protegido. Puedo decir Coolmax y Gore-tex en la misma frase y saber qué función cumplen cada uno.


SOY CORREDOR porque sé lo que se siente con el esfuerzo y persigo esa sensación. Sé cuándo estoy superando mis límites de confort y porqué lo hago. Sé que la respiración entrecortada y el corazón acelerado son necesarios si quiero ser un mejor corredor.


SOY CORREDOR porque valoro y respeto mi cuerpo. Él protestará en susurros cuando me haya machacado demasiado, y si escucho esos susurros evitaré tener que oír los gritos de dolor más adelante.


SOY CORREDOR porque estoy deseando presentarme en esa línea de salida. Porque sé que cada línea de llegada tiene el poder de levantarme el espíritu o machacarme el ánimo, y me presento en esa salida de todos modos.


SOY CORREDOR porque sé que, a pesar de todo mi esfuerzo, siempre querré más de mi mismo. Siempre querré conocer mis límites, fundamentalmente para traspasarlos y buscar otros nuevos.


SOY CORREDOR porque corro. No porque corra rápido. No porque corra muy lejos.


SOY CORREDOR porque digo que lo soy. Y nadie va a poder decirme que eso no es así.


Actualizo aprovechando el cable que me manda mi nueva amiga NUS para colgar la incendiaria campaña de Pearl Izumi sobre lo que mola ser runner y lo apestados que son los joggers. Coincido con que si pretendían llamar la atención lo consiguieron. Espero que leáis inglés, porque el servicio de traducción se me largó de vacaciones a la costa.





Salud y buenos rodajes.

sábado, 23 de agosto de 2008

SOY UN PINGÜINO

John Bingham andaba en uno de sus primeros trotes cuando pudo ver su figura reflejada en el cristal de una tienda. Más allá de examinar su curvilínea estampa se fijó en el aspecto que tenía su forma de correr. Inmediatamente comparó su trote con el modo de desplazarse que tienen los pingüinos, sin separar apenas las piernas del cuerpo. En inglés lo define como "waddling", palabreja sin traducción a nuestro idioma y a la que sólo se le da sentido viendo caminar a esos animalejos polares tan entrañables.

Nosotros tenemos una denominación, menos elegante pero más propia para ese modo de desplazarse: el trote cochinero, aunque desconozco el origen del término porque me da que los cochinos se pasan el día tumbados en el barrizal de sus pocilgas y trotan más bien poco. Imagino que esa costumbre tan nuestra de cachondearse del prójimo nos llevó del pingüino al cerdo con más o menos fortuna. A mí me sigue pareciendo más adecuado el símil de Bingham, al que he visto correr y verdaderamente se parece al de la foto. Yo también.

Correr como un pingüino me permite recorrer largas distancias sin padecer demasiado en el empeño. De este modo disfruto del paisaje, me empapo de todos esos colores y de todos esos olores, siento el sol y el viento en la cara, y termino cada rodaje casi tan fresco como lo comencé pero mucho más feliz.

He probado también de la otra medicina. Lo he hecho fundamentalmente por el goce de la compañía. Para ir con más gente lo normal ha sido siempre ir más rápido. Correr con los demás está muy bien, pero también tomarse unas cervezas o salir a cenar. Quiero decir que me gustó la compañía pero no disfruté del rodaje. Más deprisa, los kilómetros me parecen mucho más largos y enseguida aparece esa sensación de desear que el trote termine. Más despacio seguiría para siempre.

Puede que sea cierto que mi "waddling" sea hoy lo que antes me parecía un rodaje rápido, porque el cuerpo se va adaptando con el paso de los años a la actividad, pero demasiados cambios se tendrían que producir para mejorar mis modestas marcas significativamente y seguir corriendo con la misma alegría. Por eso me sumo a la corriente de los pingüinos, aceptando mis tiempos de carrera tal como vayan llegando, sin buscarlos, y situándome siempre con los de la cola del pelotón, que es mi lugar porque uno compite como entrena, y yo no estoy muy dispuesto a entrenarme más deprisa, entre otras cosas porque terminaría antes y por lo tanto disfrutaría del camino menos tiempo. Pingüinos al poder.

Salud y buenos rodajes a todos

domingo, 17 de agosto de 2008

ENTRENANDO EN GRUPO

El grupo al completo. Los del medio no son jugadores de baloncesto. Están subidos a un banco.

06.50 AM. Suena el despertador. De inmediato busco a quien culpar por haberme metido en la cama tan tarde anoche. Las circunstancias de la vida se llevan el mecagoen... y me pongo en marcha. Vestirme de romano y apretarme plátano y barrita se convierten en una única y veloz tarea. Lo único veloz del día, ya verán ustedes.
Mis piernas enseguida me recuerdan la carrera de la tarde de ayer, de la liga de carreras de verano. Quedé como siempre bien clasificado, dándole la vuelta al papel, claro. Sin más me meto en el coche y salgo para Ciutadella.

07.50 AM. Llego demasiado pronto. Sólo dos colegas, de los de la élite, esperan en el punto de encuentro. Aparco y para cuando bajo del coche ya somos más. Busco con la mirada y por más que juzgo con severidad el aspecto de los demás corredores no consigo adivinar en ninguno la intención de hacer ese entrenamiento de 14 kilómetros al ritmo de 6:00-6:30 para el que me han contratado como guía. Eso me pasa por protestar, porque el año anterior se hicieron grupos de entrenamiento desde 4:00 hasta 5:30 (hablo siempre de minutos por kilómetro). Conseguí el grupito de los humildes pero me nombraron guía.


08.05 AM. Se forman los grupos por niveles. Me pasan el mapa del circuito y manifiesto todas mis inseguridades al respecto, dando al traste con cualquier atisbo de buena reputación como guía. Mejor la sinceridad por delante. Lo solucionamos fusionándonos con el grupo de 5:00-5:30, que prometen dar la primera de las vueltas despacito. Acabo de cometer el peor de los errores.

08.07 AM. Traspaso el volante del autobús al guía del grupo que nos acoge y salimos con buen ánimo. El trote suave de los primeros metros se acelera imperceptiblemente primero y notoriamente después. Enseguida protesto de modo velado. No quiero amargarle el día a nadie, pero me da que a más de 6 el kilómetro no vamos. De hecho el ritmo hace ya ratito que anda sobre 5:30 o un poquito más rápido, pero como me da la sensación de que el único que no va cómodo soy yo, procuro no dar mucho la vara y aguantar a cola del grupo.

08:45 AM. Concluye la primera vuelta y nos disponemos a empezar la segunda. Sobre el papel ya hay que separar los dos grupos, pero me parece que mis muchachos van de lo más felices un poco más deprisa de lo que iban a ir conmigo, estoy bastante tostado de piernas y calor y humedad empiezan a ser factores que suman. Tras mucho rogar consigo quedarme solo e inmediatamente aflojo, manteniendo un trote que debiera resultarme confortable pero ni por esas. Aprovecho que pasamos por el punto de partida para abrir el coche, alejar de mi cabeza las tentaciones de montarme y arrancar, y coger un botellín de agua. Camino y bebo por espacio de un par de minutos y recupero. Vuelvo a mi trote con mejores sensaciones y, perdiéndome un par de veces, sigo por el casco viejo callejeando sin demasiados problemas. De todos modos estoy pagando el esfuerzo, y al salir de la zona histórica decido recortar unos 3 kilómetros de la segunda vuelta y llegar cuando aún todo el mundo está esperando en la plaza.

09.26 AM. Termino un poco mejor. Me reciben bien (tampoco esperaba abucheos, pero es que soy el único que no completó el entrenamiento). Reparto alguna que otra explicación y el buen rollo nos lleva ya a las fotos, la cervecita y hasta el bocata. Lo mejor el ambiente. Pienso repetir.

05:21 PM. Mis piernas me recuerdan que el asfalto no regala nada, y que hay que entrenar más para darse según qué alegrías. Recuerdo con algo de penita el hecho de que nadie realmente de los ritmos de iniciación se ha presentado esta mañana al entrenamiento, a pesar de toda la promoción hecha. Sigo siendo rara avis en esta isla. Volveremos a promocionarlo y repetiremos el día 31, a ver si funciona el guía y, sobretodo, si funciona el grupo. Pingüinos al poder.
¡Salud y buenos rodajes!

jueves, 7 de agosto de 2008

DE LA OBLIGACIÓN, LA DEVOCIÓN Y EL RENUNCIAR

Medio maratón de Menorca del año pasado. Pillé la foto en la web.

Salí joven de casa, para buscarme un poco la vida. Viví por y para mí mismo muchos años hasta que conocí a mi santa y un tiempo después me casé (con ella, claro). Eso determinó de algún modo mi estilo de vida: siempre hice lo que me dio la gana, con algunas limitaciones propias del hecho de no haber nacido millonario, pero jamás dependí mucho de nada ni de nadie.

Además no soy de los que se puedan quejar. Si me he propuesto algo, peleando lo he conseguido. No he dado muchos pasos atrás, y esto incluye también mi relación con el deporte, tanto en el plano profesional (conseguí hacer de ello, de algún modo, mi vida) como en el personal. Empecé a correr, a mi manera, y me propuse colgarme un dorsal. Terminé un 10000, un medio maratón y el primer maratón, y los retos fueron cayendo uno tras otro, despacito siempre, pero de modo seguro.

Luego vino la bicicleta, y de forma natural aparecieron los triatlones cortitos y divertidos. De ahí al TITÁN sólo había un paso, y lo di con la misma facilidad con que entré en el mundo de los maratones. Sólo quedaba entrenar..., y pensar en los demás.

Hace unos días me senté con Mayte para planificar sus últimos tres meses de embarazo. Estamos muy ilusionados con la inminente llegada de Carlota. Sin duda vamos a ser unos papás la mar de felices. Mi amigo Richy y su mujer también acaban de serlo. Su bebé, Marta, llegó 15 días antes de lo previsto. Si a Carlota se le ocurriese hacer algo por el estilo su padre se lo iba a perder, porque tenía que estar por Cádiz en el Titán. Por eso llegamos a la conclusión de que el Titán tendrá que esperar, al menos un añito.

Renuncio, por primera vez en mi vida, a un reto. En realidad estoy aplazándolo, porque la espinita la tengo ya clavada. Mi estado de forma es, como siempre, el de una tortuga feliz, pero había entrenado por lo menos para el finisher (rascando el cierre de control, eso seguro), y no va a poder ser. Estoy feliz por haber empujado a 5 amigos hacia este reto (todos están como motos) y muy triste por no poder acompañarles en Cádiz. Dicen que primero debe estar la obligación y luego la devoción. Espero, al menos, ser un papá devoto. Sigo saliendo a entrenar.

Salud y buenos rodajes a todos.

PD. Con tanto entreno y tanto trabajo, el blog está poco menos que hibernando en verano. Siento no estar atendiendo a todos los comentarios que dejáis por aquí. Es imperdonable y merecéis más dedicación, pero estas semanas, y va a ser así hasta que termine el mes de agosto, no llego a todas partes. Es eso o cerrar el chiringuito. Millones de gracias por vuestras aportaciones.