Me pasa una cosa que nunca antes me había ocurrido: vivo con salud mi tendinitis. Resulta extremadamente curioso, y puede que incluso algo digno de estudio por parte de algún traumatólogo aburrido. Debo decir que sigo lesionado pero sólo un poquito. Estoy jodido en determinadas circunstancias, pero en otras no, y me explicaré.
Todo obedece al sinvivir producto de un mes y medio de retiro forzoso. En cuanto las señales dejaron de ser malas empecé a experimentar. Dado que caminando no dolía decidí caminar más rápido y más lejos, a ver qué tal. Cogí (agarré para mis amiguetes del cono sur) los bastones y me fui al monte (si es que es monte lo que tenemos aquí). Cojonudo, no dolía. Un pasito más: trocitos de trote ligero sin dejar aún los bastones. Sin dolor, iba bien. Otro paso: a tomar viento los bastones. Empiezo a combinar el trote con caminar. Perfecto, vuelvo a ser feliz. A ello le sigue más trote y menos paseo, caminando sólo en las cuestas arriba (donde peores sensaciones tenía por el tendón). Tampoco eso va mal.
Por tanto empiezo a correr, evitando el asfalto y haciéndolo día sí, día no. Hasta una hora y muy lento va perfecto. Decido ir más allá y me llega la primera señal negativa. A las dos horas de terminar un entrenamiento algo más rápido (durante 1 hora 15) el tendón se queja. Me temo una recaída y doy un par de pasitos atrás: más despacito y menos tiempo. Ralentizo así la progresión salida tras salida y las sensaciones mejoran.
Ayer corrí 10 kilómetros, a un ritmo aceptable, y el tendón ni se enteró. De todos modos, aceptable debe leerse como modesto, porque fue ligeramente por debajo de 7 minutos el kilómetro, para que los aficionados a las matemáticas y a los maratones se hagan una idea de cómo está el patio. Puedo ir un poquito más allá, pero no creo que mucho por ahora. Por eso si sigo sin dolor correré en Ciutadella (21097) y, si lo disfruto, en Palma (42195). Sólo debo acostumbrarme a escuchar a mi cuerpo en lugar de al reloj, y marcarme el objetivo de pasar bajo el arco de meta antes de que lo retiren. Más adelante ya hablaremos, pero hoy la cosa está así. Mucha salud a todos.
Todo obedece al sinvivir producto de un mes y medio de retiro forzoso. En cuanto las señales dejaron de ser malas empecé a experimentar. Dado que caminando no dolía decidí caminar más rápido y más lejos, a ver qué tal. Cogí (agarré para mis amiguetes del cono sur) los bastones y me fui al monte (si es que es monte lo que tenemos aquí). Cojonudo, no dolía. Un pasito más: trocitos de trote ligero sin dejar aún los bastones. Sin dolor, iba bien. Otro paso: a tomar viento los bastones. Empiezo a combinar el trote con caminar. Perfecto, vuelvo a ser feliz. A ello le sigue más trote y menos paseo, caminando sólo en las cuestas arriba (donde peores sensaciones tenía por el tendón). Tampoco eso va mal.
Por tanto empiezo a correr, evitando el asfalto y haciéndolo día sí, día no. Hasta una hora y muy lento va perfecto. Decido ir más allá y me llega la primera señal negativa. A las dos horas de terminar un entrenamiento algo más rápido (durante 1 hora 15) el tendón se queja. Me temo una recaída y doy un par de pasitos atrás: más despacito y menos tiempo. Ralentizo así la progresión salida tras salida y las sensaciones mejoran.
Ayer corrí 10 kilómetros, a un ritmo aceptable, y el tendón ni se enteró. De todos modos, aceptable debe leerse como modesto, porque fue ligeramente por debajo de 7 minutos el kilómetro, para que los aficionados a las matemáticas y a los maratones se hagan una idea de cómo está el patio. Puedo ir un poquito más allá, pero no creo que mucho por ahora. Por eso si sigo sin dolor correré en Ciutadella (21097) y, si lo disfruto, en Palma (42195). Sólo debo acostumbrarme a escuchar a mi cuerpo en lugar de al reloj, y marcarme el objetivo de pasar bajo el arco de meta antes de que lo retiren. Más adelante ya hablaremos, pero hoy la cosa está así. Mucha salud a todos.