jueves, 5 de marzo de 2009

MARATÓ DE BARCELONA 2009

La fe mueve montañas. Luego cuento porqué.

3 meses de anarcoplán, entrenando de modo aceptable, con rodajes largos los fines de semana (aún no lo suficiente, pero largos al fin y al cabo). Entonces se rompe el gemelo. Paro e intento recuperarme con tiempo suficiente para llegar a la salida del maratón. Cuando creo que ya está pruebo, y a los 10 minutos otro chasquido. Sólo quedan un par largo de semanas y no vuelvo a calzarme las zapas hasta poco antes de la fecha de la carrera. Así está difícil enfrentarse al del mazo.

He convencido a algún amiguete para que debute en esta carrera, estoy inscrito, tengo el billete de avión (el mío y el de mis niñas) y el "hotel materno" está permanentemente reservado. Viajaré de todos modos y hasta el día antes no decidiré el plan de carrera.

Llego a la city el jueves por la noche. El viernes consigo el dorsal sin colas (en 2007 perdí unas dos horitas en el brete) y el sábado ya he visto a casi todo el mundo. Organizamos el asalto al sector italófono de la restauración barcelonesa desplegando todo el apetito de la delegación menorquina desde los entrantes hasta el postre, tan a mediodía como en la cena.

En la mañana del día de autos nos presentamos en la salida utilizando el metro como casi todo el mundo. En la zona de la feria he quedado con Joan Josep, amigo de la blogosfera pendiente en los últimos días de todas mis penurias. Conocerle es un auténtico placer, aunque me da la sensación de que no es la primera vez que nos vemos, que nos conocemos ya de mucho. Es lo que tiene, supongo, esto de compartir aficiones e intercambiar impresiones al respecto.


Con Joan Josep, media horita antes de la estampida. El de la izquierda, que parece menos etíope soy yo. Charlamos un ratito que se me hace cortísimo. Me presenta a su sufridora y hablamos un poco de todo hasta que se hace necesario pasar a la acción y empezar con el striptease.


Justo antes de quitarse lo civil para vestirse de romanos se impone una instantánea que inmortalice a la delegación menorquina (a mí me consideran foráneo-asimilado)antes de la batalla. No somos muy guapos pero recién duchaditos daríamos el pego.

No puedo saltar a la arena sin aparecer en una foto con Richy. Amigo del alma, casi-hermano, empezó a correr porque le piqué (si no contamos algún escarceo hace años) poco antes del medio maratón de Menorca. Tenía que correrlo a terminar y el muy mamonazo para el reloj en horacuarentaycuatro con una sonrisa de oreja a oreja. Lo siguiente tenía que ser el maratón, y se lo iba a merendar con patatas (3:50 con la gorra)


Eso sí, la pinta no es de purasangres la que tenemos...

A Raúl no lo convencí yo, pero ya tropezamos en el medio maratón y lo corrimos juntos. Debutaba lleno de dudas y la prudencia le llevó a la meta tan feliz. Haríamos juntos poco más de 20 kilómetros, los primeros, y luego entre sus zapas y los 40 principales llegó a los 42195 como un campeón.


No se puede negar que la frescura del momento ayuda a esas sonrisas ingenuas. Estábamos a puntito de empezar, ya metidos en el fondo del cajón de salida.

Uy, pero se trataba de correr, ¿no? Pues corramos. Salimos atrás, literalmente. A los 250 metros hago un ejercicio muy divertido: aflojo la marcha, dejo que tres chicas me adelanten y me proclamo el último del maratón: por detrás la poli, la ambulancia y el bus-escoba. Volvemos a nuestro ritmo pingüino y, muy lentamente, empezamos a pasar corredores, uno tras otro. Charlamos sobre lo que tenemos delante y proclamo mi elogio de la prudencia. Despacito va a ser todo más fácil.

Mi plan era llegar hasta el kilómetro 10 si el gemelo aguanta. Si entonces estoy bien me tiro hasta el 15. Si sigo en condiciones el objetivo es el medio maratón. Lo siguiente, más allá del 21, ya es pura entelequia. Y en esas salgo con Raúl, que tiene sus dudas y aprovecha mi ritmo leeeeento para hacerlo suyo ahorrando para el final. Pronto se pone a nuestra altura una chica rubia cuyo rostro me resulta familiar. Apostaría el huevo derecho a que la conozco, y dándole vueltas al tema me da que se trata de Dallas, la incansable reportera de Mayayo y los suyos, pero la tengo algo delante y no le veo bien la cara. Por no parecer el moscón que no soy espero hasta que ella se gira y me reconoce. Me alegro (¡lo sabía!) y rodamos junto a ella hasta lo que creo que es el avituallamiento del kilómetro 10, donde nos separamos en busca del propio ritmo.

Paso el 10, pues, y ni rastro del gemelo, buenas sensaciones y ánimo para seguir. A por el 15 y a ver que pasa. Ni por esas, tampoco el 15 me pilla en mal momento. Hasta el 20 sigo con Raúl. Ahí modifico la estrategia, porque como me encuentro aceptablemente me pasa por la cabeza la idea de terminar. Eso sí, para ello voy a tener que tomar medidas adicionales. Empiezo por licenciar a Raúl. Él irá más cómodo sin mí y con los 40 principales, y yo voy a poder tomarme la carrera con aún más calma, buscando retrasar la aparición del tío del mazo lo máximo posible.



Entre el 25 y el 30, en el aburrido tramo de Diagonal Mar recibo tres inyecciones de moral: como se va por un lado y se vuelve por el otro oigo el grito de Ángel ("¡¡¡Pepeeee!!!") acompañado de gestos de ánimo. Un poco más adelante tropiezo con el mismísimo Sergio Mayayo que me hace alguna foto (como ésta:)


Además, verle tan adelante asegura que Dallas sigue en carrera, lo que me da muy buen rollete. La tercera buena noticia me la da la propia Ana gritándome desde el carril de ida cuando yo volvía. La animo diciéndole algo relacionado con el buen aspecto que tiene. Jodido pero animado, pues, continúo mi peregrinaje por la zona de Vila Olímpica en busca del kilómetro 31. Aquí se termina la gasolina. El circuito, aunque pasa junto al mar es bastante soso y poco animado, y mis piernas ya casi no dan más de sí. Son esos momentos en los que te acuerdas del entrenamiento, bueno del que no hiciste, y empiezas a sufrir. Entonces es sólo la cabecita lo que puede llevarte a meta, porque las piernas no andan. Empiezo a caminar, imitando a muchos de los que me rodean. Bueno, son tramos de andar y tramos de correr, pero sufriendo mucho. Así hasta el 34 más o menos. A partir de ahí veo que puedo mantener el trote más tiempo, y decido caminar lo mínimo, para evitar lo de mi primer maratón, que cuando empecé a andar ya no podía volver a correr. El trote era modesto, muy modesto. Según el Fore, incluso algo por encima de los 8 minutos por kilómetro, pero puede llevarme a meta y me vale.
Tras pasar el Arc de Triomf (casi el 36) la carrera entra en el casco antiguo de la ciudad, con mucha más animación y cuesta abajo. Ahí revienta mi única pero muy significativa ampolla, en el dedo gordo del pie izquierdo, pero lejos de molestar me alivia bastante su pérdida de volumen. Ya sólo corro, en un claro contraste con lo que me rodea, un mar de caminantes de rostros desencajados. Eso sí, corro a 8:30/km, lo que para algún purista puede no ser "correr", y así, pasándolo realmente mal, enfilo los últimos kilómetros de carrera.


Richy me espera a medio kilómetro de meta. Entró como un cohete, se cambió y caminó a mi encuentro para trotar conmigo ese final de gloria, sacar alguna foto y salir en mi vídeo de meta, en el que ocupa un privilegiado primer plano. Además está en contacto telefónico con mis chicas (bueno, Carlota aún no usa el móvil, claro), que esperan a 300 metros de la llegada. Les doy un beso a las dos, una espontánea nos arrebata la cámara y saca esta foto:



Y sigo hacia los 195 metros de gloria, los más sufridos de mi vida porque justo ahí empiezan ambos gemelos a subir poco a poco amenazando con llegarme hasta el cogote. Al límite del colapso muscular cruzo la línea de meta pistolas en mano cumpliendo una promesa: todo este sufrimiento va por Adrià, para que siempre tenga en cuenta que la fe mueve montañas.



Y no terminan de colgarme la medalla cuando veo entrar por meta lágrimillas en ristre a Ana, la que venía a por una marca (la que fuera) en medio maratón y mira tú por donde ya la tiene en los 42195. Merece todas las felicitaciones, le doy un abrazo y nos inmortalizan



Y en meta, esperando al más lento, aparecen enseguida prácticamente todos los de la tribu menorquina (para alguno habían pasado más de dos horas desde el final de su carrera). Gracias, chicos.



Las conclusiones a las que llego después de este mi cuarto maratón son bastante claras: en estas condiciones no se debe tratar de terminar. Llevo toda la semana con muchos problemas para bajar escaleras o agacharme y eso antes no me había pasado. De todos modos estoy contento. No sé de dónde pero finalmente aparecieron fuerzas para llegar al final. Como siempre, gracias a mis chicas, por seguirme en mi locura sin hacerse demasiadas preguntas. Carlota, en la próxima entramos juntos. El domingo estabas tan dormidita con mamá que me pareció un delito tomarte en brazos y ponerme a correr. Pero nos haremos esa foto.

Agradezco los ánimos que la gente incluyó en sus comentarios de las últimas entradas. No he sido el mejor contestándolos, pero no tengáis duda ninguna que absolutamente todo lo que habéis dejado aquí me ha llegado hondo. Gracias, una vez más por ello. Seguiremos disfrutando.

Mucha salud y los mejores rodajes a todos.

18 comentarios:

Pablo dijo...

Bah, bah, bah, no estoy de acuerdo con la conclusión de que "en estas condiciones no se debe tratar de terminar" : ¿y la gloria, qué, eh? ;-) Creo que hiciste muy bien llegando hasta el final pese a los "problemas para bajar escaleras o agacharte", son inherentes a la gloria, hombre, gracias a ellos disfrutarás más de ésta. ¡Enhorabuena!

Joan Josep dijo...

Resulta un misterio de donde salen esas fuerzas que mencionas al final de la carrera, pero es cierto que afloran de nosotros.

Para mi también fue un placer conocerte, compartí las mismas sensaciones de familiaridad y de escasez de tiempo.

Un saludo.

Anónimo dijo...

al final voy a tener que tomar cartas en el asunto, zapas y echar a corre... ¡es que dan ganas!

¡muchas felicidades una vez más!

Juan

Yo compito dijo...

al final voy a tener que tomar cartas en el asunto, zapas y echar a corre... ¡es que dan ganas!

¡muchas felicidades una vez más!

Juan

Carlos dijo...

¿Y qué te digo yo ahora?, después de desoir los sabios consejos que te dábamos: ¡Papá, digo Pepe, no corras!

Y míralo: henchido de gloria que no cabe en sí...

Me alegro mucho de que la apuesta te saliera bien, porque este maratón lo recordarás con más cariño que el resto, precisamente por ser el más difícil.

Un abrazo grandullón. ;-)

Alex dijo...

¿cómo puede alguien envidiar y comprender a un tipo que sufre de esa manera y que tardará días en subir las escaleras con normalidad?

Yo tengo que hacer eso, para nosotros los percherones del running eres un ejemplo.

sam dijo...

Has narrado una gesta gloriosa. Debes sentirte orgulloso por ello. Me ha animado mucho leer tu historia y tengo que admitir que he sentido un poco de envidia.

Lander dijo...

Felicidades Pepe, me alegro que aun sufriendo una miaja, terminaras tu cuarto maratón...
Me ha encantado la crónica y las fotos
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicidades Pepe,sabiendo como estabas y pudiste terminar enhorabuena.Toda la delegación menorquina pudo terminar y eso fue fantastico, tu nos enredaste en esto del correr y hay que estarte muy agradecido fue genial,un fin de semana para enmarcar, ademas en realidad nos hicimos dos maratones uno gastronomico y el mejor,corriendo.Un abrazo de hermano

Anónimo dijo...

Por fin la crónica... que bonita y que recuerdos.... y es que cuesta tanto seguir cuando no te queda nada... pero, eso es lo que mas engancha. Lastima que tu niña se quedará dormidita sin ver a papi.... tendrás que correr alguna mas para que te vea!!!

un abrazo fiera

jose luis

mayayo dijo...

enhorabuena Pepe!

y soberbia foto esa con tus chicas del brazo encarando meta :-)

como carlos, pienso que quizá sea el mas querido, por haber sido el más reñido. el tiempo nos dirá.

un gustazo haberte podido saludar y fotear en carrera, campeón.

Yurik dijo...

Bueno, bueno, bueno... Te felicito, nunca pensé que pudieras acabar, y gracias por lo de las pistolitas, la proxima vez tendré mas fe.

Saludos de un amigo de Barcelona, Adrià.

Anónimo dijo...

Ha merecido la pena esperar la crónica "refinitiva", me ha gustado mucho, tambiñen la foto con tus chicas aunque a Carlota casi no se la ve, te lo has ganado con esfuerzo, el maratón no regala nada a nadie.

Ahora a recuperarte de todos los males y a planificar el siguiente.

Triabrazos

Ivan dijo...

De todas las cronicas/posts y comentarios que he leido sobre La Marato De Barcelona, la tuya es la mas autentica!

Felicidades!!!

nus dijo...

¡Enhorabuena! Un post increíblemente motivante para todos los que algún día esperamos (rápido, despacio ¡como sea!) terminar un maratón.

Grimo runner dijo...

Enhorabuena, me alegro un montón por ti, eres un luchador y un valiente y a esos el maratón les hace sufrir pero les da la gloria también. Un abrazo.

SlowPepe dijo...

No sé si los de blogger me cerrarán el chiringuito por tenerlo tan desatendido. Por enésima vez mil disculpas por ponerme al lío tan tarde. Por partes...

PABLO: Es sólo tratar de ser coherente cuando digo aquello de que lo importante es disfrutarlo. A determinados niveles de sufrimiento el goce es cuestión de masoquismo. De todos modos admito que el final es así más dulce. Gracias.

JOAN JOSEP: El gusto fue mío, te lo aseguro. Sólo hay un problema, y es que si este veranito me vengo unos días había pensado llamarte para salir a trotar, pero con lo maquinón que te has puesto cualquiera...

JUAN: Dicen que donde hay un deseo hay un camino. Todo es ponerse, aunque vayas tan pillado de tiempo como siempre.

CARLOS: Los consejos eran sabios, créeme. Salió bien porque el gemelo aguantó y lo demás lo llevé atadito, bien atadito. En el 20, cuando vi que podía llegar, reduje una marcha y piano, piano...

ALEX: Todo es ponerse, amigo. La verdad es que fue duro, pero este mundillo lleva consigo las penurias del km 30 y las alegrías de los abrazos en meta, y al final compensa.

SAM: No creo demasiado en gestas. Ahí éramos más de 9000, y se corren montones de maratones por ahí. Con tanta gente sufriendo lo de las gestas se vuelve algo más común. Nada de envidias: si yo pude terminar 4 maratones cualquiera que se ponga puede.

LANDER: Ya ves, seguimos en la brecha, con los del pelotón de cola pero haciendo lo que nos gusta. A ver si coincidimos, aún recuerdo aquel Mapoma...

RICHY: Os dejasteis enredar, que era lo difícil. Lo demás viene sólo, y cuidado que esto del maratón es la droga dura. Lo pasamos muy bien, tanto en la parte deportiva como en la gastronómica. Ahora sólo queda repetir.

JOSE LUIS: Ni siquiera te felicité por tu segundo maratón (marcón incluído, ya te dije que venir conmigo te arruinaba la marca). Felicidades pues, y gracias por tu comentario. La pequeña es aún muy pequeña, dormía y pensé que para que se pusiese a llorar del susto era mejor esperar a otros maratones que los habrá. Y contigo habrá que repetir también, ¿no?

MAYAYO: ¡El alegrón que me llevé al veros! Era eso de una cara amiga en el entorno más hostil. Te aseguro que me levantasteis el ánimo en algún momentillo duro. Y me alegro también mucho de que a Ana le saliera bien su apuesta. Y gracias por las fotos.

LOCKE: Ya te dije en su momento que es importante creer. Me hizo mucha ilusión entrar en la meta sobretodo por dedicarte la carrera. Me hubiera gustado veros en el circuito pero nos falló la logística. De todos modos habrá más oportunidades, porque en Barcelona corremos en casa.

SANTI: Ya pondré alguna foto de la peque que está muy guapa. Aquí no regalan nada, eso está claro, y de modo más o menos imprudente me estiré hasta la meta, ya ves. Pagué por ello 5 días de alergia a las escaleras pero guardo un buen recuerdo y repetiré (en mejores condiciones, claro). Triabrazos.

NKA': Celebro que te gustase lo que escribí. Es lo que pasó, ni más ni menos. Ni soy un gran corredor ni tampoco un gran cronista, pero a mí me vale con mi mediocridad en ambos terrenos. Gracias por tu comentario.

NUS: ¡Gracias! Cualquiera que le tenga ganas al maratón y entrene en unas mínimas condiciones (que desconozco si yo reunía el 1 de marzo) puede presentarse en la línea de salida y trotar hasta la meta sufriendo un poquito. Una vez cruzada esa línea lo que viene detrás es muy bonito.

GRIMO: Gracias, compañero. Peleamos un poquito pero lo que no te mata te hace más fuerte.

Anónimo dijo...

Tio eres un heroe!!, algun dia tambien hare el maraton, tengo apenas 9 meses que inicie a correr.

Saludos desde Mexico

El Mike