Pues volvería a ir mañana mismo, sin dudarlo ni un instante. Pero oiga, ¿esto no iba de correr y tal? Bueno, no sólo de eso, pero también, claro.

Asturmad, Saltim, Syl, Josero, Ertumba, Grey, Neke, Santi Palillo y Slowpepe. Vaya pelotón...
Pues conseguimos citarnos en la acogedora localidad manchega de Almansa unos cuantos amiguetes, con el objetivo principal de pasar un buen fin de semana, y el secundario de completar un medio maratón. Por la mañana, a mi llegada al Polideportivo para recoger el dorsal y el chip ya tropiezo con el Neke. Bueno, él tropieza conmigo, que despistado como iba casi nos damos de bruces. Él me reconoce, quitándose esas gafas de sol Men in Black que se calzaba. Empezamos con las rubias a la espera del resto del pelotón. Aparecen los madrileños del trío calavera. Reconozco al Josero, por los interesantes reportajes fotográficos de sus visitas a museos y exposiciones con el resto de los novatos del foro. Con él viajan Ertumba y Grey, dos fenómenos, cada uno en lo suyo. Nada, a remojar el gaznate otra vez. Entonces llega Santi Palillo, con su mujer a la que saludamos como Pepi, pero que afirma ser "la otra". Con Santi se presenta también Cepa, un maquinorro veterano con una página web de atletismo popular que tira patrás y que viene a eso, a hacer fotos de la carrera. Más rubias antes de comer. Comemos de pasta en un italiano, donde llegan directamente de los madriles los del 4 pipas, Saltim y Asturmad, con los que ya había compartido mesa y mantel en el maratón de Barcelona. Justo antes de la salida tropezamos con Syl que llega toda apurada. Presentaciones innecesarias y a sus puestos.
Con Santi Palillo y Nekerun. Vaya dos fenómenos.Yo, como siempre, y para que no me atropellen me voy a la parte trasera del pelotón de salida. Ahí se está armando el famoso autobús de Santi, que después quedaría en simple utilitario, pero de esos con clase, claro. La conductora del vehículo se había despistado mezclándose con los de la élite, Josero, Neke y los 4pipas, y damos la salida sin ella al volante. En la primera curva nos localiza y se suma a la fiesta junto con Grey, que sería poco menos que mi ángel de la guarda durante la carrera.
Salimos cómodamente, y enseguida cogemos ese ritmito de 6' o un poco menos, que es el inicialmente previsto. Error: para mí era demasiado pretencioso, pero entonces no lo sabía. Así transcurren los primeros kilómetros, en que ya nos quedamos los cuatro solos. El paseo tiene todo lo que se puede pedir: consejos casi profesionales del maestro Palillo (Pepe, bebe muy despacito, lo que pilles con la lengua, que así no te da flato), guiños de ánimo de Grey (todo esto es psicológico, tío, vamos que tú puedes), y un poco de todo y mucho de alegría de la monja biónica, el centro de TODA la atención durante la carrera, jugando con el público en cada esquina y metiéndose a todos en el bolsillo.
El cuarteto separado por la niña de Shrek vestida de azul. Foto cortesía de Cepa, aunque él no lo sabe.
Pronto los kilómetros me empiezan a pesar. Buscamos en la primera vuelta la famosa calle Mendizábal, la cuesta de los cojones, pero antes ya sufrimos subiendo la que venimos a bautizar como "calle suputamadre", la de los pasos de cebra. En Mendizábal, primera vuelta ya veo que no voy a poder cubrir las expectativas, y que voy a ser una rémora para el utilitario. Insinúo que van a estar mejor sin mí. Me tratan de majareta. Seguimos juntos. La bajada hasta meta me da un poco de oxígeno para empezar la segunda vuelta, pero en el kilómetro 12 ya lo tengo claro: Pepe, has pinchao. Y encima vas a jorobar a esta gente, que no tiene culpa ninguna. Insisto, les pido que se marchen. Nada, como quien oye llover. Santi no me deja caminar. Insiste en que corra todo lo lento que haga falta pero que no camine. Cuando me quedo se dan la vuelta los tres y me recogen. Lo hacen varias veces y me siento mal y bien. Mal porque les obligo a hacer mi carrera, y bien porque veo de qué pasta están hechos. ¡Diosss! Eso me jode más todavía, porque en condiciones normales (o en mejores condiciones) hubiera disfrutado horrores de la carrera con ellos, y sentía que me lo estaba perdiendo. Llegamos a meta entre los juegos mentales del maestro (vamos a coger a ese que es un impresentable, vamos, Pepe) los cuatro cogidos de la mano. ¡Qué grandes habéis sido!
La cena, en un restaurante carnívoro al que nos lleva una vegetarada
Duchados y aseados recogemos nuestro premio: Botellazo de vino de Almansa a los cien últimos y buen humor a raudales por ello, y nos vamos a cenar. El restaurante es cosa de Syl, que sabe muy bien que queda junto a mi hotel, en el mismo Almansa. Cuando llegamos tenemos la sensación de estar poco menos que en la provincia de Cuenca, como dice el maestro, pero el camino mereció la pena. Viandas propias del lugar regadas con cerveza a granel y violonchelos con el postre. La compañía, impagable. Despedimos a Santi y a Lola y trato de mandar a la tropa hacia Levante. Insisten (¡qué grande eres Joserín!) y tomamos la penúltima en Almansa. Después yo me quedo en mi hotel (¡¡¡¡errrorrrrrrrr!!!!) y ellos empiezan la fiesta, de la que hay testimonio gráfico en algún lugar de la red.
Tenía pensado hacer después de esta crónica un balance deportivo de la carrera, analizando las razones de esa marca, unos 15 minutos peor de lo previsto. Iba a hablar del calor, del perfil de la prueba, de mis problemas estomacales, del flato y del entrenamiento anterior. Es perder el tiempo. La carrera me salió así de mal porque eso es lo que valgo en estos momentos. De todos modos, querida Pepi, no es lo que valdré dentro de un tiempo. La autoestima no tiene mucho que ver con los criterios deportivos objetivos, y el asfalto nos pone a todos en nuestro sitio. Podría decir que tengo la firme intención de controlar dieta y entrenamiento para bajar con Santi (y Syl y quien venga) de dos horas en el medio maratón de finales de septiembre en Ciutadella, pero creo que prefiero mejorar para disfrutar con ellos de esa carrera. No me jode llegar atrás. Me jode estar más de dos horas sin poder disfrutar con mis amiguetes. Eso sí. Pero habrá más oportunidades. Seguro.