domingo, 5 de agosto de 2007

LESIONES



Vengo de una generación en la que los chicos aprendieron a tomarse las cosas como hombres, en la que nuestros héroes continuamente eran tiroteados (con balas o cortisona) y en la que jugar duro hasta hacerse daño constituía un ideal de actitud. También vengo de una generación que se creó la necesidad de encontrar recambios para rodillas y caderas por haberse cargado las que venían con el cuerpo original.


Por lo tanto, mi primera lesión fue una marca de honor para mí. En realidad me sentía hasta excitado el día que visite al médico deportivo por primera vez. Tenía una lesión deportiva e iba a ver a alguien especializado en tratar a atletas. ¿Podría haber algo mejor? Incluso en la camilla me sentía especialmente estimulado la primera vez. Después de todo un médico deportivo me iba a examinar tratando de encontrar el origen de mi lesión deportiva. Lo mejor del caso es que se trataba de una lesión que yo mismo me había provocado. No fue un accidente. Lo hice a propósito. Ello tenía que querer decir que yo, un antiguo gordito de sofá, era ahora un verdadero atleta.


Como si necesitara probar mi abyecta ignorancia, llevé conmigo una copia de mi diario de entrenamientos del último año. No sólo estaba lesionado sino que ¡tenía pruebas! Le mostré al doctor el punto exacto en el que aumenté mi kilometraje, y también dónde hice probablemente demasiado trabajo de velocidad. Incluso le subrayé los días en que corrí cuando debía haber descansado.


Pensé que el doctor quedaría impresionado al conocer todos esos detalles de mi entrenamiento. Me equivoqué. Aquel médico no veía en sus manos el diario de un atleta. En su lugar veía una letanía de errores de entrenamiento y de animaladas atléticas. Esperaba que me felicitara por mi dureza pero me llevé una reprimenda por mi inconsciencia. Me dejó pasmado.


Aún así, era uno de los afortunados en el sorteo para participar en la 100 edición del Maratón de Boston y tenía la sólida determinación de correr aquella carrera. Esa primera visita terminó con una infiltración de cortisona en mi rodilla. Me dolía horrores pero sentía la enferma satisfacción de padecer el dolor de un auténtico atleta.


La segunda visita empezó con un poco de tensión entre el bueno del doctor y yo. Decidí no mencionar que tuve que abandonar en un maratón 6 semanas atrás porque el dolor en la rodilla era insoportable. Tampoco le conté que había corrido dos maratones en dos fines de semana seguidos, y un medio maratón dos semanas después. Ni siquiera le dije que había corrido cojo durante mi carrera larga de 26 kilómetros esa misma semana. Lo único que decidí comentarle fue que ese dolor en mi rodilla había vuelto a aparecer, y en pocas semanas debía correr el Maratón de Londres.


El doctor fue claro y conciso conmigo. Me iba a dar otro pinchazo, pero eso sería todo. Le dije que le entendía, recibí la infiltración y corrí ese maratón.


La siguiente vez que nos vimos fue en la camilla de diagnósticos. Ni siquiera intentó escuchar mi siguiente colección de excusas. Fue duro y directo, más que nunca. Me dijo que entrenaba como si tuviera 25 años, aunque estuviera a punto de cumplir 50. Game Over. Se acabaron los pinchazos. Se acabaron las píldoras. Y si no me volvía más cauto pronto, sin duda, se acabaría el correr. Tuve que aprender la lección.

Traducción propia, extracto del libro "Marathoning For Mortals" de John Bingham y Jenny Hadfield. Texto de John Bingham. Si permiso del autor, espero que no me demande.

17 comentarios:

IRISHDECAI dijo...

mu gueno Pepe, hasta el final pense que se trataba de ti, luego me acorde de mi mismo y al final me di cuenta que podia ser cualquier asiduo de carreras populares.

Luzcecil dijo...

Ay Ay ay... te cuento un secreto (serás el primero en saberlo) vengo llegando a casa y he salido a correr... NO DEB HACERLO!!! Leo lo que has puesto y bueno, sin comentarios...

Besos

PD. Ahora si me portaré bien..

Radiohead Cadiz dijo...

Me ha ocurrido lo mismo que a Juanlu: pensé que se trataba de ti y te iba a comentar que a mi me ha pasado lo mismo por las continuas salvajadas a las que me he sometido y ciertamente a cualquiera que corra le habrá sucedido alguna vez... o le sucederá.

ELMOREA dijo...

Solo te digo una cosa....buscate otro "heroe", este Binghan tenia mas seso cuando estaba borracho en el sofa.
Luego me regañais (quiza con razon) por ponerme objetivos de tiempo. Haz caso a la ultima parte del Binghan y descansa campeon.
Por cierto, yo nunca entendí por que Custer fue a Litle Big Horne, si Errol Flynn ya sabia lo que pasaba allí....nos han hecho crecer con unos heroes que eran idiotas, no hay duda.

Anónimo dijo...

Pues me ha pasado como a todos. Pensé que hablabas de ti....o de mi.
¿Porqué seremos TAN burros?
En fins...y ahí seguimos.
Sin remedio.
Cuidese hermano.
Salud.

Syl dijo...

Hola soy bingham y te voy a demandar por si acaso...no por traducirme y ponerme en tu blog...sino por tener una mínima tentación correril...

Besitos y cuidate.

SlowPepe dijo...

Vamos a ver, AMIGUETES: Ando releyendo el libro, y esos párrafos me parecieron (maratones aparte) prácticamente autobiográficos. Por eso creí que era interesante colgarlo aquí. Todos cometemos errores. Lo más importante es saberlos ver.

Luzcecil: Sólo espero que hayas disfrutado de ese trote y no te hayas hecho daño. Llevas demasiado tiempo con todo esto y te mereces olvidar ya al señor aquiles. De todos modos despacito, despacito. Ese es el sentido de la foto (una de mis favoritas) que encabeza esta entrada en el Blog.

Un abrazo fuerte a todos. Os agradezco de verdad cada aportación.

Carlos dijo...

¡Ayyysss...!, que yo también pensé que eras tú el borrico...

Creo que todos hemos pecado alguna vez de esa soberbia sobresaturada de testosterona que nos hace querer ser "más machos" que los demás.

Me alegro del desenlace y de que no fueras tú el de la camilla... ;-) :-)

SlowPepe dijo...

Carlos, en cierto modo todos hemos sido ese "borrico" y hemos hecho alguna que otra animalada. Hay que cuidarse porque no tenemos 20 años...

Un abrazo

Spanjaard dijo...

¿Y tu andas en tratos mentales con los 101 de Ronda?, ¿Pero no hemos quedado en que te ibas a tomar un sabático (descanso, al menos, hasta el sábado)?

SlowPepe dijo...

Joder, Spanjaard, ¡cómo corren las noticias!. Sólo es una idea de momento, y además en mayo de 2008.

Estoy mejor de ese pie. Aún no he vuelto pero ando volviendo (ando-troto a ratitos). Ya sabes, la cabra tira al monte.

Un abrazo, "madruguetas"

German Alonso dijo...

Qué razón tiene el colega este, pero hay un problema y es que no podemos dejar de hacer esas burradas. Son una droga. Llevar el cuerpo al límite llega a gustar y a uno se le olvidan las lesiones, los dolores... hasta que pasan.

De alguna forma es como un círculo sin fin. Esperamos estar bien para poder hacer otra burrada. Qué le vamos a hacer... nadie es perfecto, además que aburrido sería.

Un abrazo, campeón.

Germán.

SlowPepe dijo...

Germán: Todo tiene un límite. Debemos conocer el nuestro. Es peor sobrepasarlo y tener que parar que adscribirnos al "no pain, no gain" y no poder salir en un mes como me ha pasado a mí. Esa era la reflexión que pretendía hacer con esta entrada.

Un fuerte abrazo.

IRISHDECAI dijo...

Necesitas unirte al Plum y a los PRETORIANOS DE TOMARES, con ellos lo acabas seguro.

SlowPepe dijo...

Uf, Irish, veremos si puedo ir a Ronda primero. Luego yo no soy mucho de molestar, y finalmente si voy, seguro que necesitaré esas 24 horas (y alguna cosita más), por lo que no seré una gran compañía para alguien verdaderamente en forma.

De todos modos, hasta la salida sí me daría un buen baño de amistades y buen rollito.

Abrazos, mashote!

CICLI dijo...

Me da la impresión que vas demasiado rápido en bici , y que no sigues mis consejos respecto a la cadencia alta de pedaleo , ya ves la diferencia de pedaleo entre tu y yo y yo estoy haciendo las mismas medias que tú , 22-23 km/hora.

Un saludo.

SlowPepe dijo...

Estoy aprendiendo. Procuraré tener más en cuenta tus consejos. Te agradezco ese interés mostrado.
Un abrazo