Estamos maese Palillo y el que esto escribe en un brete parecido, yo aguardando la visita de la cigüeña ya mismo y el gran Santi de gira americana esperando convertirse en el abuelo más ye-ye del atletismo popular patrio. Desde el mismo Chicago me manda recuerdos, haciéndolo a su manera, peculiar e inconfundible. Aún debe de estar dando explicaciones al tipo al que le pidió el cartel para la foto. Genio y figura.
Eso, que llevo una temporada alejado de muchas cosas, y entre ellas esta bitácora. Ando un poco absorvido por los acontecimientos, que a mi ya de por sí llena vida de currante amenazado por la recesión le debemos añadir el tiempo y energía que empleo en superar esta tensa espera. Carlota se toma esto de nacer con calma. Debe estar muy cómoda dentro de su madre, aunque ésta, mi santa, no comparte tanto bienestar, antes todo lo contrario. Además los controles médicos son ahora mucho más frecuentes, y entre clases de preparación del parto, sesiones de monitorización fetal, visitas a la comadrona, al anestesista, al tocólogo y a su puñetera madre cualquiera encuentra un ratito para uno mismo.
Correr, lo que se dice correr, corro poco. Aún así, seguro que junto tres salidas por semana, que no está nada mal. El 10 de noviembre empiezo a preparar el maratón de Barcelona. Elegí esta carrera por la facilidad logística que representa el desplazamiento de la tribu entera a la que hasta hace unos añitos era mi casa. Con la excusa de ver a la familia mi santa traga y viaja sin rechistar al maratón. Además será el primer maratón de Carlota, que si todo va bien cruzará conmigo la línea de meta, en lo que representa un añadido de ilusión personal por esa carrera.
En otro orden de cosas, los muchachos de eBay me hicieron llegar ayer el nuevo Forerunner. A su hermano mayor lo perdimos para la causa un desdichado día de verano. Todo este tiempo de penitencia he tenido que recurrir al viejo Casio y a mucha imaginación para dar un perfil científico a mis entrenamientos. Finalmente, desoyendo los consejos de Solbes en cuanto a restricción del consumo, me he dado el capricho de reparar la pérdida, no sin antes jurarle a mi santa que me convertiré en el hombre más austero del país durante los próximos 20 años.
Vamos a ver cómo se lleva el Fore con los biberones. Sigo esperando.
Salud y buenos rodajes a todos.