lunes, 30 de agosto de 2010

SER O NO SER... UN PINGÜINO

"LLEGAR EL ÚLTIMO ES INFINITAMENTE MEJOR QUE HABER ABANDONADO, LO CUAL A SU VEZ ES MUCHO MEJOR QUE NO HABERLO INTENTADO"

Hay una segunda generación de corredores. Son aquellos que incorporan la rutina de correr en su estilo de vida activo y saludable, que compiten por compartir el gusto por correr con sus semejantes. Son seres sociales por naturaleza que se juntan para celebrar la alegría de vivir, buscando casi a la vez sudores y buena conversación.

En las carreras compiten generalmente contra la distancia, más que contra el reloj. Terminar suele ser el objetivo, a veces haciéndolo tan bien como sea posible pero sin dejar en ningún momento de disfrutar del camino. Eso en ocasiones les obliga a repetir (por tercera vez) a los chicos de la ambulancia que NO desean ser recogidos, y a responder a las preguntas de los voluntarios que puede que sólo sean 4 o 5 los que queden por detrás (si siguen aún en carrera).

También son los que más sonríen a los objetivos del fotógrafo de la organización, preguntan al público si hace mucho que pasó el primero o toman tres sorbos de cerveza entre las risas de esos chicos sentados en la terraza del bar.

Si la gente en las aceras parece estar en el teatro son ellos los que se arrancan a aplaudir con alegría al grito de "vamos, vamos" y contagian las ganas de animar al más soso de los espectadores. Los pingüinos son los únicos con resuello suficiente como para pegar berridos en plena carrera. Para eso su ritmo es el que es. Que se ahoguen los del podium.

Los pingüinos corren cualquier tipo de carrera. También maratones, cuidando especialmente el desayuno porque saben que no van a estar disponibles todavía a la hora de comer (merendarán en el mejor de los casos). Se paran en todos los avituallamientos y casi siempre se toman el suficiente tiempo como para agradecer a los voluntarios su trabajo (y jurar que están bien, todo el mundo tranquilo).

Llegan a meta disfrutando de esos mágicos 195 últimos metros como el que más. Suelen entrar de uno en uno, sin apreturas ni agobios y por ello le exigen a la voluntaria los dos besos de rigor al recibir la medalla, igual que los del podium (si es un voluntario con barba de tres días suele bastar un apretón de manos, siempre que el pingüino no sea pingüina, en cuyo caso ya depende del gusto de la consumidora).

A los pingüinos se les distingue por su extraño modo de correr y porque sonríen cuando corren. Difícilmente adelantaréis a un pingüino porque siempre salen atrás, algunos para no molestar, los más para no ser atropellados. Si dobláis a un pingüino, pensad que al fin y al cabo no es tan malo compartir asfalto con alguien distinto. Si todos fuéramos iguales la vida sería aburridísima.

PS. En el avituallamiento del km 30 del maratón del Ironman me ofrecieron bebida de cola. ¿Soy un pingüino si la pedí, por favor, con hielo y una rodajita de limón? Espero que sí...



Dedico esta entrada a mi amigo Eduardo. Pocos como él han entendido lo que hay detrás de ser o no ser un pingüino. Su blog, una auténtica delicia, AQUÍ

8 comentarios:

manuelbinoy dijo...

Muy bueno, genial y redondo; saludos.

Sosaku Runner dijo...

Si no hubiera pingüinos en las carreras, la vida no sería la misma. Las carreras serían simplemente una reunión de competidores que van a ganarle al otro, el ambiente no sería el mismo. Hace falta pingüinos y gente del middle-of-the-pack, tanto vayan a competir por tiempo, su tiempo, o distancia.

Alex dijo...

Me encanta,es una manera genial de vivir todo este rollo del correr

SlowPepe dijo...

MANUELBINOY: Gracias. Pensé que con el letargo en el que anda sumido el blog ya no lo leía nadie...

GONZALO: Hablamos, al final, de la pura aceptación de compartir el asfalto con gente diferente, no sólo más lenta, sino con ideas diferentes y distintas motivaciones para entrenar o colgarse un dorsal.

ALEX: Como decimos siempre, un modo más de vivirlo. Además también los pingüinos aceptan de buen grado compartir el asfalto con los corredores humanos...

Abrazos a los tres. En serio, tenía ya razonables dudas sobre el reducido número de sufridores que aún sigue este blog. Como siempre, gracias por alimentar este rinconcito con vuestras sabias aportaciones y estáis en vuestra casa.

Nombre dijo...

Bueno, bueno... gracias por la dedicatoria, Pepe.

Ni por un momento lo dudé... tú sigues siendo todo un PINGÜINO, con mayúsculas (por lo grande que eres).

SlowPepe dijo...

COMMEDIA: Me parecía justo, porque fue la lectura de tu blog lo que inspiró esta entrada y porque es ya mucho tiempo de apoyo incondicional. Además le hago un favor a quien quiera invertir algo de su tiempo leyéndote. Al final lo de correr con el cuento está siempre entre las mejores opciones que se nos presentan, y los cuentistas también merecen un aplauso. Abrazos!

Gustavo (Argentina) dijo...

Gracias Pepe por tu vida una vez mas. Gracias por escribir y motivar a alguien que te lee desde el centro de la Republica Argentina y que te tiene como un referente.

Un abrazo para ti, y todos los lectores del blog !!!
Gustavo.

SlowPepe dijo...

GUSTAVO: Un placer leerte, amigo, desde tan lejos. Encantado de que te guste el blog. Lo de ser referente me da algo más de apuro, la verdad, porque dar ejemplo es algo para lo que hay que servir algo más de lo que sirvo yo. Me vale con pensar que si alguien como yo hace estas cosas, cualquiera puede. Con salud y ganas de entrenar se llega a todas partes.

Abrazos hacia el centro de Argentina!!!