sábado, 29 de septiembre de 2007

CARRERA LARGA

Deshojando aún la margarita de mi particular via crucis atlético, con ese mequiere-nomequiere con el que andamos el maratón de Palma y un servidor, salí ayer para una tiradita larga que terminó en 21 kilómetros y medio recorridos en 2 horas 23 minutos clavados, a un ritmillo trotón muy cerquita de los 6'40"/km y ninguna molestia que reseñar.

La primera prueba a que me sometí la pasé sin novedad, porque terminé el entrenamiento sin sentirme Paul Tergat pero en aceptables condiciones. Temía la mañana siguiente, o sea esta mañana. Las tendinitis aquíleas suelen manifestarse justo al levantarse, llevaba un tiempo sin acordarme de la lesión y temía que el asfalto por el que me vi obligado a rodar me pasara factura. Tampoco eso va a ser excusa de momento: nada de dolor.

De todos modos mi estado de forma no tiene mucho que ver con aquél con que me presenté en la salida del maratón de Barcelona. Entonces llevaba en la mochila 4 tiradas de más de 30 kilómetros, y alguna más de ventimuchos. Ese bagaje no voy a tenerlo ni un poco parecido para el 21 de octubre. Eso, y el respeto que me produce una distancia a la que sólo puedes mirar a los ojos con una preparación muy, muy seria, me llevan a pensar que hoy por hoy tengo muchos números de tomar en Palma el desvío del medio maratón y dejar las heroicidades para una más propicia ocasión. Aún así, la decisión no está tomada, en parte porque el domingo que viene corremos el medio maratón de Menorca, y pienso tomar esa carrera como referencia de lo que mis piernas pueden y de lo que no pueden llegar a hacer.

Ni que decir tiene que suscribo lo que se me apuntaba hace un par de meses cuando, convaleciente de esa gilitendinitis me preguntaba qué iba a pasar con estas dos carreras de octubre, y firmaba poder salir a terminar, sin mirar el reloj ni de reojo. Así están las cosas, y van a tener que esperarme en meta porque me lo voy a tomar con calma. Ya contaré. Hasta entonces, salud y kilómetros para todos.

lunes, 24 de septiembre de 2007

COMER BIEN Y CORRER PARA PERDER PESO


Copio y pego una colaboración que escribí para un grupo de corredores inscritos a una clase en el Servei Municipal d'Esports del Ayuntamiento de Maó, tomando cositas ya colgadas en este blog y releyendo por mis librejos, un ladrillo sobre alimentación y salud que pone en orden cosas que todos sabemos.

No digo nada nuevo si afirmo que perder peso es ganar salud y calidad de vida a cualquier edad. También es conocido que un porcentaje muy elevado de hombres y mujeres está bastante por encima de su peso ideal, y algunos andan haciendo cola para conseguir un accidente cardio vascular sólo por su sobrepeso.Si afirmamos entonces que conseguir un peso saludable y mantenerlo es el mejor de los negocios deberíamos al menos dar algunas claves para conseguirlo:

En primer lugar, tomando como referencia lo que afirma el eminente cardiólogo Valentín Fuster, jefe de cardiología del Mount Sinaí Hospital Center de Nueva York, tenemos que entender que las dietas NO FUNCIONAN. Se entiende como dieta toda restricción de alimentos (las hay en el mercado para todos los gustos) que en un período concreto de tiempo lleva a una pérdida de peso (y en casi todos los casos de salud por la ausencia de determinados nutrientes esenciales). La estadística dice que sólo un 10% de sujetos que empiezan una dieta pierde efectivamente peso y no lo recupera en el plazo de un año. ¿Qué médico en su sano juicio recetaría un fármaco con una tasa de error del 90%? Ninguno, claro.

Entonces, ¿cuál es la clave? Pues probablemente la que casi todos conocemos: variedad y moderación. Comer de todo un poco, alejando de nuestra dieta todo aquello que nos llena de calorías sin aportarnos nutrientes. Pero entremos en materia, siguiendo lo que nos cuenta Dean Karnazes en el epílogo de su magnífico libro "Ultramarathon man":Básicamente hay tres macronutrientes que liberan energía al cuerpo en forma de calorías: carbohidratos, proteínas y grasas (también el alcohol aporta calorías, hasta 7 por gramo, pero carece de nutrientes). Cada macronutriente cumple una función específica en nuestro cuerpo.

LOS CARBOHIDRATOS , tanto simples (azúcares refinados) como complejos (almidones y fibra) son absorbidos y utilizados de forma diferente: los primeros se absorben rápidamente y liberan energía también con rapidez, pero provocan un subidón excesivo en los niveles de azúcar en sangre, que el cuerpo se apresura a controlar segregando una cantidad grande de insulina y provocándose el efecto rebote de subidón-bajón, tan temido por todos los deportistas. Los almidones y las fibras se digierene y absorben más lentamente, liberando así energía de un modo más progresivo y útil. Los alimentos que habría que incorporar a nuestra dieta para disponer de carbohidratos de calidad son fundamentalmente la pasta, el arroz, el pan, las patatas y muchos tipos de legumbres. Las versiones integrales de pasta, arroz y pan no son menos calóricas pero sí aportan una dosis extra de fibra que colabora en multitud de procesos digestivos y nos protege de enfermedades que van desde el estreñimiento al cáncer de colon.

En pocas palabras, si los carbohidratos son la gasolina para el cuerpo, LAS PROTEÍNAS son los ladrillos que reconstruyen los tejidos del cuerpo humano, esencialmente los músculos. Como los carbohidratos, las proteínas contienen 4 calorías por gramo, y provienen de diversas fuentes, en su mayoría de animales, aunque también algún vegetal las produce. Las proteínas se componen de aminoácidos, no esenciales y esenciales. Estos últimos no pueden ser sintetizados por el cuerpo por lo que debemos obtenerlos de los alimentos ricos en proteínas: las carnes y pescados, huevos, leche y derivados y algún vegetal como el tofú.

LAS GRASAS son los macronutrientes más mal entendidos. Todo el mundo habla de reducir las grasas en la dieta, pero éstas (o algunos tipos de éstas) son esenciales para la vida. Aportan 9 calorías por gramo, por lo que son la fuente de energía más concentrada (más del doble que carbohidratos y proteínas). Entonces, ¿por qué esa mala fama? Probablemente por dos razones: tomamos demasiadas grasas y, lo que es peor, el abuso es sobre los malos tipos de grasas.Podemos clasificar las grasas del siguiente modo: saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas.
Las grasas saturadas provienen principalmente de productos animales y de algunos de los llamados aceites tropicales (de coco y palma, básicamente). Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y al consumirlas el cuerpo debe convertirlas en algo transportable por medio líquido (el torrente sanguíneo). En este proceso se eleva el colesterol malo, el conocido como LDL, en la sangre. Un muy mal negocio.
Las grasas monoinsaturadas provienen de fuentes como el aceite de oliva, frutos secos, aguacates, semillas y pescado azul o de aguas frías, y son una gran fuente de ácidos grasos esenciales como el Omega-3 y Omega-6, muy beneficiosos para la salud humana.
Las grasas poliinsaturadas, abundantes en el maiz, la soja y aceites de girasol son completamente líquidas a temperatura ambiente y colaboran eficazmente a reducir el colesterol "malo" o LDL. Sin embargo, últimos estudios afirman que su abuso reduce también el colesterol "bueno"o HDL, desaconsejándose una ingesta superior al 10% del total de las calorías en grasas poliinsaturadas.

Un adecuado reparto del pastel de los macronutrientes consistiría en ingerir de 40-50% de carbohidratos, 25-30% de proteínas y 25-30% de grasas. A partir de ahí, la moderación por bandera (comer sólo hasta saciarse, ni un poquito más) y olvidar determinados malos hábitos como las calorías vacías del alcohol, refrescos azucarados y bollería industrial, y determinados tipos de cocina como fritos (doblan las calorías de los alimentos) y rebozados, así como muchos tipos de salsas, dejando todo esto para ocasiones muy puntuales.

Siguiendo estas pautas el éxito está casi garantizado.Entonces, si la clave está en comer bien, comer de todo y comer con moderación, Valentín Fuster añade otro elemento básico hacia el triunfo: perder peso muy despacito. El eminente cardiólogo recomienda perder como mucho medio kilo al mes. Sólo a sus pacientes con menor fuerza de voluntad les recomienda una pérdida superior, de hasta 2 kilos al mes como máximo. Así se asegura que ese peso perdido poquito a poco no se va a recuperar nunca, porque se habrá dejado en el camino sobre la base de un cambio de hábitos del paciente. Fijar costumbres alimenticias sanas es el mejor camino hacia una pérdida de peso y una ganancia de salud.

A todo esto, nosotros podemos decir con orgullo que le vamos a sumar el hábito del ejercicio físico. A nosotros nos gusta correr, disfrutamos con ello, no nos supone ningún esfuerzo calzarnos las zapatillas y salir a rodar un ratito. Y correr es uno de los mejores modos de quemar un montón de calorías, una forma de ayudar a mejorar esa pérdida de peso y esa ganancia de salud, porque además mejoramos nuestro corazón, nuestros pulmones, nuestros músculos e, incluso, nuestro esqueleto, y al terminar somos un poquito más felices.Correr ayuda a perder peso, pero unos hábitos alimenticios sanos y moderados son el elemento clave en este asunto. Seguid las pautas que marcan los verdaderos expertos.

Para escribir estas líneas tuve que leer con profundidad a Valentín Fuster, seguramente el mejor cardiólogo del planeta, y a Dean Karnazes, posiblemente el mejor ultramaratoniano. Si os sirvió, aunque sólo fuese para poner en orden ese montón de cosas que todos ya sabemos, voy a estar muy contento. Salud a todos.

martes, 18 de septiembre de 2007

MÁS SOBRE PERROS

Miradle a los ojos y entonces decidme que me hago pesado con el tema. Gracias al amigo Wild Runner accedí a unos artículos de Arturo Pérez Reverte para la Fundación Altarriba. Como en esta página cuelgo lo que me da la gana, pego uno de esos artículos que me gustó especialmente. Los otros tampoco tienen ningún desperdicio, pero éste me llegó muy, muy adentro. Es un poco largo, pero merece la pena.

Tenía otra foto pero me faltó valor para colgarla. Otro galgo, tan guapo como el de la foto, con una soga al cuello peleando por su vida a cuello ensangrentado. Ya no era el mejor cazador y su vida no valía un real. No soporto lo que les hacen a estos pobrecillos. Leed, leed:

Una vez, cuando era niño, un pastor tiró delante de mí un perro al pozo de una mina. Le ató una cuerda al cuello, amarró un trozo de hierro viejo de las vías del ferrocarril, lo llevó hasta el agujero -el pobre animal trotaba alegremente a su lado, sin saber lo que le esperaba- y allá se fue el perro, arrastrado por él peso. Lo oí aullar al caer, y todavía, mientras tecleo estas palabras, sigo oyéndolo. Se estaba volviendo loco, me dijo el pastor, y zanjó el asunto. Hasta ese día; el pastor, un hombre joven y rubio con el que yo charlaba a menudo cuando iba a jugar al monte y me lo encontraba, había sido amigo mío. Me enseñó algunas cosas que todavía recuerdo sobre hierbas, cabras, ovejas y perros ovejeros, y tengo en la cabeza el chasquido de su navaja cuando, a la sombra de una higuera, compartía conmigo rodajas de pan, queso y un vino muy áspero de la bota que siempre llevaba. Nunca supe su nombre, o tal vez lo olvidé a partir de ese día. Tampoco volví a acercarme a él. Después de aquello, cuando lo veía de lejos, él levantaba una mano para saludarme, y yo levantaba también la mano. Pero seguía mi propio camino. Recuerdo que correteaba junto a él un perro nuevo, y que me pregunté si cuando también se volviera loco lo tiraría al mismo pozo. Supongo que sí, que lo hizo. Ahora, con los años, después de haber visto hacer cosas peores lo mismo con perros que con seres humanos, comprendo que el pastor no era un mal tipo, o al menos no peor que el resto de nosotros. Sólo era algo más elemental, quizás. Más bruto. Con ese duro sentido práctico de la gente de memoria campesina, que sabe lo que cuesta una boca más por alimentar, aunque sea la de un perro. Gente a la que curas fanáticos, ministros canallas y reyes imbéciles hicieron, durante siglos, analfabeta, despiadada y miserable. En cualquier parte del mundo, la infame condición humana sólo necesita pretextos para manifestarse. Y en cuanto a pretextos, la España que hizo a ese pastor siempre los tuvo de sobra.
Ahora, cuarenta años después, tengo delante una foto que recuerda aquello: dos perros galgos ahorcados por sus dueños en un pinar de Ávila. La foto tiene actualidad porque el partido del Gobierno, o sea, el Pepé de esta España que dicen va de cojón de pato, se pasó el otro día por el forro de los huevos un documento con más de 600.000 firmas exigiendo que se castigue con más dureza el maltrato cruel a los animales. La cosa venía a cuento de los que los hijos de la grandísima puta que hicieron aquello sigan tan campantes -ojalá sepan ellos mismos un día lo que es morir como perros mientras los mozos de escuadra, o la guardia civil, o quien puñetas tenga la competencia de esclarecer el asunto, anda tocándose la flor sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza. Pero resulta que el Pepé no ve la cosa tan grave. Para qué dramatizar, dicen. Abandonar a un animal doméstico o maltratarlo sólo es, para el Código Penal y para ellos, una falta contra los intereses generales que se castiga con una multita de nada. Un pescozón. Ya saben: vete, hijo, y no peques más. Y la mayoría parlamentaria de esa peña de gilipollas impidió que el pasado abril prosperaran cuatro proposiciones de ley para que el maltrato a los animales se considere delito, y se castigue con arrestos de fin de semana y penas de prisión cuando medie muerte del animal. Tampoco se trataba de silla eléctrica, como ven. Pero no. El Pepé dijo nones. El Peneuve, por cierto, se abstuvo, fiel a esa equidistancia política exquisita que mantiene lo mismo cuando alguien mata perros que cuando alguien mata concejales. Y al final salió en la tele un tiñalpa repeinado y con corbata rosa fosforito, para decir que bueno, oigan, que tampoco hay que precipitarse, y que un hecho concreto como el de Tarragona no justifica la modificación de un texto legal. Olvidando que en esta ruin España se tortura y se mata animales impunemente y a diario, que sigue habiendo peleas de perros, que se ahoga a los cachorros, que se ahorca a los perros de caza que no satisfacen a sus dueños, que hay animales que son apaleados a la vista de todo el mundo sin que nadie intervenga, o que miles de ellos son abandonados cada año -abuelo al asilo, perro a la carretera cuando a sus propietarios les incordian para las vacaciones o se les mean en la alfombra. Y que todo eso ocurre porque la presunta autoridad competente ni siquiera intenta hacer cumplir las ridículas normas mínimas que ya existen. Y también porque nadie agarra por el cogote a uno de esos animales bípedos cuando se le pilla con las manos en la masa, y le sacude, a falta de legislación adecuada, media docena de hostias. Pues al final resulta que cualquiera puede torturar gratis a un perro; pero darle una buena estiba a un hijo de la gran puta no es civilizado ni europeo, y a quien detienen y multan y empapelan es a ti. Hay que joderse. Me pregunto en qué se fundarán esos imbéciles para creer que vale más un ser humano -embriones incluidos- que la lealtad, la honradez y los sentimientos de un buen perro.
"Una multita de nada. Un pescozón. Ya saben: vete, hijo, y no peques más"

lunes, 17 de septiembre de 2007

LA PLATA QUE SABÍA A MADERA


Voy a hacer una confesión. Correr no es lo mío. En realidad lo mío siempre ha sido, como dijo Pepu en la resaca mundialista, el BA-LON-CES-TO. Prometí centrar la temática del blog en mi relación con las zapas y el asfalto, pero hoy quiero confesar que me temía todo esto.

No es oportunista afirmar ahora que España es un país de quijotes por un lado, y que uno de los tópicos deportivos más manidos, ese de que el movimiento se demuestra andando es, por otro lado, la máxima de las máximas en esto del ganar y el perder.

Teníamos el mejor equipo de baloncesto de nuestra historia. El 5 inicial más determinante. El banquillo más profundo. La selección más equipo de todas. 12 amigotes y Pepu, un grupo que siempre dio lecciones al respecto de que el todo siempre pese más que la suma de las partes. Una trayectoria impresionante, sólo emborronada por el accidente de Croacia, dos años sin perder, unos números de miedo, jugando en casa y con una Rusia en principio sin mucha personalidad como víctima propiciatoria.

La sensación de que simplemente había que asistir como espectadores a un fin de fiesta cantado flotaba en el ambiente de un pabellón repleto de VIPS de todo pelaje, de Almodóvar a Rajoy y de Raúl al gran Serrat, todos esperando el trámite de 40 minutos hasta la gloria.

Pero no se contaba con los rusos, ese convidado de piedra que termina chafando la fiesta y llevándose a la chica más guapa del guateque. Un equipo moderno entrenado por un americano-israelí y liderado por un all-star de la NBA que hizo justo lo que debía para llevarse el gato al agua: defender mucho, dejando a la gran España en 60 puntejos, y jugar muy agresivamente en ataque, con 4 y a veces 5 jugadores abiertos y haciendo daño desde fuera y para adentro.

Con la confianza de los unos y la fe de los otros se llega al final por todos conocido: un jugón neoyorkino nacionalizado por decreto urgente del mismísimo hijo de Putin mete un canastón al límite de la posesión y pone uno arriba a Rusia con poco más de 2 segundos para terminar. La última era para Rudy, me juego el pellejo, pero termina en manos de Pau que con dos tíos encima hace lo que puede y casi la mete. Fotograma de la peli Match Point del gran Woody Allen: la bola bailando sobre la cinta de la red cae al final del lado del malo. Esto es el deporte. Hay equipo para volver.

viernes, 14 de septiembre de 2007

LOS IBA A CORRER A HOSTIAS A TODOS Y MIS 20 KILÓMETROS


Perdonad el tono de mis palabras, pero estoy hasta los cojones de algunos de mis congéneres. Vaya semanita lleva mi conciencia recibiendo mensajes de esos que consiguen despertarla a ella y poner en ebullición todo mi torrente sanguíneo.

Empezando por ese salvaje anacronismo que es el Toro de la Vega en Tordesillas (Valladolid), donde apoyándose en una tradición ciertamente antigua se tortura hasta la muerte a un animal en una celebración terriblemente cruel, y repetida año tras año con motivo de las fiestas patronales de aquella localidad.

Luego veo en Televisión Española (creo que en su primer canal), un programa completito dedicado al maltrato canino. Cámaras ocultas dejando gráfico testimonio, por ejemplo, de una conversación con un supuesto criador de perros de caza, que admite sin rubor que sacrifica tanto a las hembras como a los machos menos aptos para su comercio. Luego las instalaciones del criadero hacían llorar: perros hacinados en jaulas sucias, durmiendo entre sus propios excrementos y claramente mal alimentados e incluso maltratados. El fenómeno del propietario intentaba vender un perro diciendo que no valía mucho, y que habría que pegarle un poco para no sé qué. A él lo iba a agarrar yo por la pechera y le iba a contar un par de cositas hasta que se le quitaran las ganas de pegarle a los perros.

En el mismo programa trataron el tema de los galgos de caza: es muy simple, cuando se vuelven mayores y no sirven para cazar sus dueños simplemente los cuelgan (del cuello) de un árbol hasta que mueren ahorcados con gran sufrimiento. Fotografías ilustraban el tema. Ahí ya se me puso la piel de gallina y me entraron ganas de llorar y de darle un par de hostias a alguien.

Poco después suavizan el tema en el mismo programa: los excrementos que los dueños dejan olvidados. Más del 60% de los recogidos por sanidad en Madrid tenían parásitos, por lo que ya no es un tema de educación sino de salud pública. Ahí otra cámara oculta: una lista con un perro en un parque. Su cara aparece tapada por un borrón, sólo se la oye hablar. El periodista camuflado le recrimina su actitud de dejar las caquitas de su perro de 80 kilos en pleno parque. Ella dice que eso es "campo", no asfalto, y que no lo piensa recoger. El chico le recuerda que por ahí juegan los niños. Ella, ya nerviosa, ataca al periodista y le dice algo así como "pues denúnciame". Pues eso, coño. Se la graba en un espacio público, ¿por qué le tapan la cara? Que la saquen con toda su estupidez y sus vecinos sabrán con quién se están jugando los cuartos. Yo alucino. Y aprovecho que aquí escribo lo que me da la gana para denunciar.

Hoy hice 20 kilómetros, pero eso es ya casi lo de menos. El tendón no me dolió pero me dolió todo lo demás. Estoy hecho un desastre, pero terminé el entrenamiento.

Y suscribo el mensaje de la foto: ¿Para qué cojones quieren su piel? ¿Acaso el zorrito se viste con la piel de la señora? Pues eso.

sábado, 1 de septiembre de 2007

HOY CUMPLO UN AÑITO




Parece que fue ayer es lo que se suele decir. A mí me parece que hace lustros que estoy en esto pero no, hoy hace un año empecé a preparar mi primera carrera popular de la era moderna (de jovencito había hecho algo parecido a correr, pero el tiempo se encargó de borrar de mi esbelta figura cualquier vestigio de ello).

A final de agosto de 2006 terminé un viajecito en bici por España: la Vía de la Plata desde Mérida a Santiago con unos amiguetes. Entonces decidí aprovechar lo sembrado a base de dar pedales para empezar a correr de verdad, con periodicidad semanal y apuntándome a las carreras. En un mes pasé de sedentario cicloturista de tercera a mediomaratoniano lento y orgulloso. El 30 de septiembre redebuté en la distancia (había corrido la media de Barcelona allá por el cretácico superior).

Con el objetivo de cumplir un viejo sueño de juventud empecé a prepararme para correr un maratón. Entonces me pareció una buena idea contar mis experiencias con el entrenamiento y la carrera y abrí el blog. En principio sólo para el tiempo que tardase en ser maratoniano. A través de este medio empecé a compartir mis experiencias y las de los demás, conocí gente con las mismas inquietudes, al menos una vez calzadas y anudadas las zapas de correr, y me enganché a la carrera y a todos y cada uno de mis nuevos amiguetes. A algunos he tenido la oportunidad de conocerlos personalmente y comprobar que el especimen de carne y hueso suele mejorar al cibernético.

Así pues corrí ese maratón en marzo, pero no terminaron tras él ni mi carrera como corredor ni este blog que tenéis en la pantalla de vuestro ordenador ahora mismo. Seguí con todo ello hasta hoy, día en que cumplo un año desde que cambió mi vida. Porque mi vida es diferente ahora. Igual sería más feliz haciendo otras cosas, pero empecé por salud con algo que ahora sé que no voy a poder dejar mientras la mecánica se comporte.

Ayer celebré el cumpleaños de modo anticipado. Salí a correr. Cayeron 17 kilómetros en 1 hora 57 minutos, caminando 1 minuto de cada 10 y en las cuestas duras. Si echáis cuentas veréis que el ritmo por kilómetro me salió a 6'53", que teniendo en cuenta todo el tiempo que caminé a mi me parece más que decente. De hecho, un maratón a ese ritmo me sale en 4h50, lo que supone un mordisco de 12 minutos a mi mejor y única marca personal. No es que ya esté echando cuentas otra vez (sinceramente me la trae al fresco). Tan sólo me pareció un dato curioso, porque al caminar un tiempo pude correr más deprisa el segmento en que me tocaba correr. Ahora viene lo bueno: ni rastro del tendón, y debo reconocer que es la primera vez.

Estoy fuera de forma, pesado y lejos de mis propósitos de hace tan sólo unos pocos meses, pero he vuelto a la carretera, y eso es lo que celebro. Aunque sigo evitando el asfalto y corriendo día sí, día no, si todo sale bien estaré en esas carreras de octubre. A terminar, y feliz por ello. Mucha salud a todos.